Por la senda de Seceda a Lousadela

C. Rueda MONFORTE/LA VOZ.

AGRICULTURA

Una ruta tradicional que enlazaba los municipios de O Courel y O Incio incrementa el atractivo de una de las aldeas mejor conservadas de la sierra

02 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

La aldea de Seceda es una de las localidades de O Courel que mejor conserva su arquitectura tradicional. En tiempos recientes fue sometida a un plan de restauración integral que permitió rehabilitar todas sus viviendas. El gran atractivo del pueblo se ve incrementado por el antiguo camino que lo une con Lousadela, una ruta de 1,9 kilómetros que ofrece un marcado interés como ruta de senderismo. Antes de construirse la actual carretera, era la única salida hacia el resto del municipio de O Courel y hacia O Incio. Servía también para transportar madera a A Ferrería do Incio y el ganado que se llevaba a vender al vecino municipio.

Para recorrer esta vieja ruta hay que desplazarse primeramente a Seceda. En el kilómetro 7 de la carretera de Folgoso a Seoane do Courel hay un desvío que lleva a esta localidad, que está en el kilómetro 18. Antes de iniciar la marcha es aconsejable un pequeño paseo por la aldea para admirar su típica arquitectura de montaña. Las calles fueron dotadas de una nueva pavimentación, pero una de ellas conserva el empedrado primitivo, con las lajas de pizarra colocadas de punta, siguiendo la antigua técnica conocida como chapacuña.

El camino de Lousadela empieza a la salida de Seceda, a unos cincuenta metros de la última vivienda, hoy transformada en la casa de turismo rural O Calellón. El primer tramo arranca a mano izquierda de la carretera, bajando hacia el río Seceda y atravesando uno de los bosques de castaños más extensos de la sierra.

Después de recorrer los primeros doscientos metros surge a la izquierda una senda que lleva al lugar de Os Muíños, donde hay cuatro molinos harineros en mal estado de conservación, y a un conjunto de prados y fincas. Hoy solo se utiliza para acceder a la parte inferior del souto. Hay que seguir de frente sin desviarse. A partir de aquí, se puede ver que el camino todavía conserva una buena parte de su calzada original, construida también en chapacuña.

O Covallo do Raposo se encuentra unos cien metros más adelante, a la derecha del camino. Se trata de un refugio natural utilizado por los vecinos de Seceda para cobijarse de la lluvia cuando pastoreaban por la zona. A unos quinientos metros del inicio de la ruta está la Fonte da Costa, un manantial muy apreciado por la calidad de sus aguas que también servía de abrevadero para el ganado. Mana durante todo el año, aunque en verano su caudal se reduce drásticamente.

Unos cincuenta metros más adelante, a la izquierda del camino, se encuentra la Horta da Torre, una tierra de cultivo que pertenecía a la casa más importante de Seceda conocida como Casa da Torre. Destaca uno de sus muros, que hace de límite con el camino y que tiene una altura entre 2,5 y tres metros.

En el kilómetro 0,9 hay que dejar el camino principal y girar a la izquierda para visitar las Cabanas da Costa, un grupo de cinco construcciones agrícolas tradicionales donde se almacenaba hierba para el invierno. Una de ellas fue restaurada, pero las demás cabañas se encuentran actualmente en un estado ruinoso.