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Un jardín botánico en As Laceiras

cARLOS rUEDA, fRANCISCO aLBO MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

El artesano Fernando Peña creó un peculiar espacio en A Pobra do Brollón

05 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

A cuatro kilómetros escasos de Salcedo, en A Pobra do Brollón, está As Laceiras, una aldea que estuvo abandonada hasta 1983, cuando el artesano Fernando Peña y su familia decidieron instalarse en este bello y recóndito paraje. Durante estos años, el lugar experimentó una notable transformación y hoy alberga una pequeña reserva botánica donde conviven más de un centenar de especies de plantas y árboles. Recientemente, Peña rehabilitó una antigua construcción antaño utilizada para vigilar los viñedos plantados en estos escarpados terrenos, transformándola en un mirador. Después acondicionó una corta ruta para que la gente pueda disfrutar de este peculiar vergel.

Para llegar a As Laceiras hay que salir de Salcedo por la carretera de Paramedela. A la salida de la localidad hay que tomar un desvío a la izquierda señalizado como ruta del Lor. A los dos kilómetros hay un desvío a la derecha para As Laceiras, situada a 1,5 kilómetros. El sendero parte a la izquierda de la vivienda de los propietarios y lleva directamente al mirador, que ofrece una impresionante vista del valle del Lor.

Numerosas especies

La senda gira después a la derecha y se dirige al jardín y un pequeño bosque de alcornoques. A la derecha se ven unos bancales de pizarra que en tiempos servían de base a un grupo de colmenas. Tras un corto tramo donde la senda serpentea para salvar un fuerte desnivel, la ruta llanea y discurre entre alcornoques, encinas, robles, castaños, avellanos, madroños, fresnos y numerosos árboles frutales y plantas ornamentales. Especies como el níspero y el caqui se han adaptado a este lugar, donde también puede verse un pistachero y una guayaba del Brasil que crece cerca de un tilo de seis metros de alto.

Ya casi al fin del paseo se puede visitar una antigua fuente y una pajarera donde conviven faisanes, tórtolas, escribanos, pinzones y codornices. Junto a la vivienda, Peña creó un jardín de rocalla presidido por un monolito de piedra labrada que marca las horas sobre una plataforma de losas. El recorrido se puede completar con dos rutas de senderismo que pasan por este lugar: la ruta del Lor y la ruta del oro y del hierro.