1Otro año más la fiesta y el fuego se trasladaron a la parroquia de Vilelos, en O Saviñao, en su tradicional folión de fachas. La asociación tenía previsto comenzar los festejos a las doce de la noche, pero tuvieron que esperar hasta las doce y cuarto hasta que llegó una brigada de incendios que tuvo que apagar un fuego en Monforte. Como todos los años, vecinos y visitantes de la parroquia subieron hasta el mítico Castro da Besta. A esta edición del folión acudió mucha mas gente que a la del año anterior, hecho que confirma los esfuerzos de la asociación de vecinos de San Martiño de Vilelos por recuperar esta tradición que según algunos historiadores se remonta a épocas prerromanas. La noche, la procesión de gente subiendo al castro y el fuego de las fachas encendidas dieron al momento una atmósfera mística digna de algunas películas de Hollywood. Una vez en el castro, los asistentes al folión lo rodearon y volvieron a bajar hasta el campo de la fiesta para terminar de quemar las fachas que llevaban junto a las más grandes que estaban fijas allí. La antorcha más alta medía este año once metros y en total se quemaron cerca de 36 fachas.
Antes de encender las antorchas, la comisión de la fiesta invitó a vino y pancetada, lo que atrajo a un número importante de personas. Este gesto fue agradecido por el público, que empezó los festejos ya animado y con ganas de pasarlo bien. Uno de los datos destacados de la noche fue la presencia de un grupo nutrido de jóvenes de la propia parroquia y de fuera que asistieron al folión y que representan las nuevas semillas de esta antigua tradición que vuelven a brotar gracias al esfuerzo de personas como Tania Mirás, secretaria de la asociación de vecinos San Martiño de Vilelos, que ha luchado los últimos cuatro años para volver a darle la importancia que se merece a esta tradición.
Los asistentes a la fiesta, entre los que se encontraban gente de la Xunta, según la organización, pudieron disfrutar de una queimada que tuvo muy buenas críticas. Al finalizar la procesión y la quema de las fachas, dos grupos amenizaron la noche. El primero fue Tanto nos ten, que además de acompañar la procesión de ida y vuelta al castro da Besta a ritmo de gaitas, tambores y panderetas, prolongó su actuación hasta las dos de la madrugada. El otro grupo, Chotokoeu, tocó después y acabo su concierto cerca de las cuatro y media de la mañana, para regocijo de los más trasnochadores. Pese al final de los conciertos, los más fiesteros todavía duraron un tiempo en el campo de la fiesta porque, como dice el dicho, una vez al año no hace daño. Lo que está claro es que esta fiesta se está consolidando en la zona y cada vez va más gente.