Pese a ser todavía minoritarias, las elaboraciones en barrica se han convertido en la punta de lanza de Ribeira Sacra entre la crítica especializada. La presencia de dos marcas de esta denominación de origen entre las mejor puntuadas en la última cata de vinos españoles de The Wine Advocate , la influyente publicación que edita Robert Parker, ha terminado con cualquier duda sobre el potencial de envejecimiento de la mencía. Sin embargo, los tintos con madera carecen todavía en Ribeira Sacra de una reglamentación específica que permita utilizar en la etiqueta términos como «crianza» o «reserva». Para acabar con este laguna, el consejo regulador en pleno se recluirá durante un fin de semana en el Balneario de Augas Santas.
El retiro del presidente y los vocales de la denominación de origen tendrá lugar el primer fin de semana de marzo. De las deliberaciones entre los representantes del sector deberá salir un principio de acuerdo sobre las normas a las que tendrán que atenerse los vinos que se hayan redondeado en madera, con vistas a la redacción del nuevo reglamento de la denominación de origen. Hasta ahora, estas marcas se autorizan excepcionalmente como elaboraciones experimentales y suelen incluir en el etiquetado la mención «barrica» para que el consumidor entienda que se trata del equivalente a un «crianza».
El dilema está en el modelo a seguir a la hora de elaborar el reglamento: si se toma como referencia la división clásica de crianzas y reservas que se emplea en Rioja o Ribeira del Duero, o si se obvian este tipo de definiciones en beneficio de una fórmula más innovadora. Para el presidente del consejo regulador, José Manuel Rodríguez, lo ideal sería escapar de los experimentos. «Penso que non hai moita marxe fóra de seguir a regulamentación xeral, deixando sempre unha porta aberta para as experiencias que se poidan dar».
Fernando González, de la bodega Algueira, comparte este criterio pero siempre que se deje un margen amplio de actuación «para que cada uno pueda poner su pizca de personalidad en los vinos». Desde su punto de vista, la utilización de términos como crianza o reserva puede ser «muy útil para el consumidor y para la exportación». «Para la mayoría de la gente este tipo de referencias en la etiqueta son sinónimo de vinos de más categoría», argumenta el bodeguero, uno de los más premiados por sus elaboraciones en barrica.
El vocal del consejo regulador Pedro Rodríguez, de la bodega Guímaro, otra de las referencias de Ribeira Sacra en la elaboración de vinos en barrica, ve con más recelos la implantación de una clasificación similar a la que se sigue en Rioja o Ribera del Duero, pues entiende que se trata de un modelo pensado para «marcas de moita maior tirada». Según su opinión, y en atención a las peculiaridades de esta zona, se deberían permitir períodos de permanencia en madera cortos, de tres o cuatro meses, sin necesidad de llegar a los seis meses de mínimo que establece para un crianza la reglamentación general.