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El cocido de porco celta ayudó a soportar el intenso frío en Sarria

LUGO

09 feb 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Sarria acogió la primera edición de la jornada del cocido de porco celta, denominada A Posta da comarca. El evento gastronómico, organizado por asociaciones y hosteleros de la comarca con el respaldo del Concello de Sarria y Medio Rural, se celebró en el polideportivo de los institutos y asistieron alrededor de 400 comensales.

El certamen, presentado por la televisiva Sonia López, comenzó con el pregón del cronista oficial de Sarria, Xaime López Arias, que recordó la estrecha relación entre la comarca y la industria chacinera, además de hacer un repaso por las matanzas tradicionales que no hace muchos años se celebraban en todas las casas. También hizo referencia a la importancia del porcino en la economía sarriana.

El presidente de Asoporcel, José Antonio Carril realizó una breve intervención en la que destacó que cuando en 1999 comenzaron con la recuperación del porco celta era una especie en extinción y en la actualidad aumentó de manera considerable el número de criadores y de ejemplares, aunque manifestó que todavía queda mucho camino por recorrer.

Una vez finalizados los breves discurso comenzó la comida en la que la primera sorpresa llegó con la puesta en escena para servir el primer plato. El grupo de camareros perfectamente uniformados hizo su entrada en la sala rodeando un gran carrito con ruedas en el que estaban las soperas y que iba precedido de un grupo de música.

Plato fuerte

Poco después llegó lo que se puede considerar el plato fuerte, el cocido en el que no faltó ningún ingrediente. La organización se preocupó de que tanto la sopa como la carne llegaran calientes a la mesa y conseguir que de esta manera los centenares de asistentes pudieran saborear el plato en su punto y conservando todo su sabor.

En una comida tan abundante no podían faltar los postres típicos de la época como las orejas de Carnaval, freixós, filloas de sangre y queso con membrillo.

Todos los productos eran de la zona, incluido el vino que acompañó a la comida y que no podía ser de otro lugar que no fuera la Ribeira Sacra.

La original actuación del mago Eloy sirvió como preludio para la degustación de una queimada en la que se emplearon 100 litros de aguardiente.

Los más resistentes todavía disfrutaron de la oportunidad de seguir divirtiéndose en una discoteca de la localidad que colaboraba con la organización.