La situación en la que se encuentra Marisol Cobas hace que sea muy vulnerable a posibles agresiones. Pasa el día durmiendo, y las fuerzas le impiden mantenerse despierta. Sin embargo, en esos momentos en los que ve pasar el día junto a la cabina que hay frente a los juzgados, oye las voces de viandantes que se acercan y le dan ánimos.
En la tarde de ayer, una familia se ofreció a recoger firmas de apoyo. Otros peatones prefirieron facilitarle comida con la que ayudarle. Alimentos que, por supuesto, ella no aceptó.
Incluso las fuerzas del orden han mostrado su apoyo a esta mujer. Cuando aún estaba colocando la pancarta y los documentos que le acompañan en una farola, unos policías locales se comprometieron a hacer rondas nocturnas para protegerle.