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La democracia llega al reino de Bután

AFP

INTERNACIONAL

El pequeño y pobre reino budista se transforma en una monarquía constitucional.

24 mar 2008 . Actualizado a las 14:47 h.

Bután ha puesto fin a un siglo de monarquía absolutista con la elección del primer gobierno democrático de este pequeño país del Himalaya.

Después de haber elegido en diciembre a los miembros de la cámara alta del parlamento, Bután organizó el lunes la elección de los miembros de la nueva cámara baja, con vistas a nombrar a su primer gobierno democrático.

Estas elecciones son la culminación de una iniciativa de la familia real butanesa para transformar de forma pacífica a este pequeño reino budista encastrado en las montañas entre India y China en una monarquía constitucional.

Este proceso se inscribe en el marco de un cambio institucional deseado por el anterior rey, Jigme Singye Wangchuck, que en diciembre de 2006 abdicó a favor de su hijo, Jigme Khesar Namgyel Wangchuck, de 26 años, educado en Oxford.

Bután, país aislado que nunca fue colonizado, comenzó la transición hacia una monarquía constitucional y una democracia parlamentaria después de que el soberano confiase una parte de sus poderes absolutos a un consejo de ministros encargado de gestionar los asuntos corrientes.

Unos 318.000 habitantes del reino estaban llamados a las urnas el lunes para elegir a los 47 diputados de la cámara baja. Los resultados oficiales serán conocidos el martes.

Dos formaciones políticas están en liza, el Partido Democrático del Pueblo (PDP) y el Partido Unificado de Bután (DPT), liderados por dos ex primeros ministros. Ambos partidos prometieron mejorar el crecimiento y desarrollar carreteras e infraestructuras de este país de 670.000 habitantes.

Una primera consulta electoral se celebró a finales de diciembre para designar a 15 de los 25 miembros del Consejo Nacional, la cámara alta del Parlamento.

Con una superficie equivalente a la de Suiza, este reino budista conserva una fuerte identidad nacional, alentada por el antiguo rey, que inció a su pueblo a vestir el atuendo tradicional y prohibió la televisión hasta 1999.

El antiguo soberano es conocido por haber promovido una filosofía económica fundada en la «felicidad nacional bruta» más que en el Producto Interno Bruto (PIB).

«Es la primera vez que voto», afirma Lhamchum, una abuela de 68 años que acudió acompañada por nueve familiares a votar a Timbu, una capital situada en las montañas, sin atascos de tráfico ni rascacielos.

«Es muy emocionante. Es un momento de orgullo para nosotros dada la forma en que comienza la democracia, sin que tuviésemos que luchar», afirma Tshewang Tashi, un funcionario de 41 años.

Según la comisión electoral, la tasa de participación era del 61% a primera hora de la tarde. Las autoridades, que el año pasado organizaron un simulacro de elecciones para familiarizar a los habitantes con el proceso, esperaban una participación cercana al 70%.

En otro pequeño reino del Himalaya, Nepal, el rey Gyanendra se vio prácticamente privado de poderes a raíz de una serie grandes manifestaciones democráticas que en abril de 2006 le obligaron a poner fin al absolutismo.