La gallega Dionisia López Amado, fundadora de la comisión de familiares de desaparecidos españoles en Argentina y una de las primeras madres de la plaza de Mayo, falleció el fin de semana en Buenos Aires a los 80 años de edad tras una fulminante enfermedad. Era natural de Cedeira (A Coruña) y emigró a Argentina en 1952 en compañía de su esposo y de su hijo Antonio que, pasado el tiempo, en el mes de mayo de 1976, sería una más de las miles de víctimas de las prácticas despóticas de la dictadura militar y se convertiría en un desaparecido junto con su esposa, Stella Maris, cuando ambos tenían 24 años.
La gallega, como la conocían sus compañeras de la plaza de Mayo, emprendió desde entonces una batalla incesante para tratar de averiguar el destino de su hijo. No lo consiguió, pero en el empeño ofreció una lección de dignidad y perseverancia ética imprescindible para la recuperación de la memoria histórica en su país.