La Comisión Central Electoral israelí prohibió ayer a tres partidos árabes que presenten sus listas a las elecciones generales del 10 de febrero, bajo la acusación de que no reconocen a Israel como Estado.
Por 26 votos a favor, tres en contra y una abstención, la de su presidente, la Comisión descalificó para los comicios al Pacto Democrático Árabe (PDA), mientras que la lista unida de los partidos Raam y Tahal fue también descalificada por 21 votos a favor, ocho en contra y dos abstenciones.
Los tres partidos fueron torpedeados por el ultranacionalista Israel Betenu, del ex ministro Avigdor Liberman, que recurrió su participación electoral. A este recurso se sumó el también ultranacionalista Unión Nacional y el diputado del partido Shinui (Cambio), Itai Forman.
Según los demandantes, ninguno de esos partidos árabes reconoce a Israel como Estado judío, según aparece descrito en la carta fundacional del país de 1948.
En una acalorada sesión, los miembros de la Comisión acusaron al PDA de apoyar la lucha armada de los palestinos de Cisjordania y Gaza contra Israel.
«Tú bebes sangre de los palestinos, eres un racista», increpó el diputado Yamal Zahalka, del PDA, al diputado del Kadima David Tal.
La Comisión la forman representantes de todos los partidos y la encabeza un juez supremo retirado, que se abstuvo.
El diputado Ahmed Tibi, de la lista Raam-Taal, dijo que está acostumbrado «a este tipo de luchas» y acusó a Israel de ser «un Estado racista». Para Tibi, esta decisión demuestra que lo que buscan los partidos judíos es «un Parlamento sin árabes».
En Israel viven 1,2 millones de árabes israelíes, nombre con el que se conoce a los palestinos que se quedaron a vivir en el Estado judío al obtener su independencia en 1948.
Según organizaciones de defensa de los derechos humanos, los judíos árabes sufren diferentes tipos de discriminación, así como los sefardíes, que llegaron a Israel procedentes en su mayor parte del norte de África.
Además de verse perjudicados en el reparto de los presupuestos estatales y municipales, los árabes-israelíes representan una ínfima parte en los puestos de la Administración pública y en los altos cargos empresariales.
La inmensa mayoría de los diputados de esta comunidad ganan el escaño en representación de partidos árabes como los descalificados ayer, aunque hay otros que lo hacen a través de los llamados partidos sionistas, de mayoría judía.
Para participar en los comicios, los tres partidos deberán acudir al Tribunal Supremo, que en el pasado anuló decisiones similares de la Comisión.