Asegura haber «disfrutado mucho» trabajando con el presidente español en los últimos días
06 abr 2009 . Actualizado a las 19:57 h.Ahora sí. José Luis Rodríguez Zapatero puede presumir de que Barack Obama lo ha llamado «amigo». Y también de que, en contra de lo que siempre le ha recriminado el principal partido de la posición, considere que es «alguien que entiende extraordinariamente bien la influencia que España tiene en el mundo». El carismático líder de la primera potencia mundial se refirió a él con estas palabras poco antes de celebrar la anhelada entrevista entre ambos dirigentes tras la cumbre informal UE-EE.??UU. celebrada en Praga. Un auténtico e inesperado regalo al jefe del Ejecutivo español, que no atraviesa precisamente su mejor momento interno.
Las consecuencias reales que pueda tener eso que Rodríguez Zapatero ha definido como «nueva etapa» en las relaciones entre ambas Administraciones aún está por ver. Pero tras haber conseguido consolidar un asiento en el G-20, aunque fuera accediendo al cónclave por la puerta de atrás, el presidente del Gobierno volverá a casa mañana con el aura del mandatario que, además, cuenta a ojos del presidente norteamericano.
Lejos de hacer el más mínimo reproche público por el abandono de la misión de la OTAN en Kosovo o de insinuar que España no ha respondido a sus expectativas en Afganistán -se enviarán 450 soldados más solo para cubrir las elecciones de agosto-,?Obama elogió el compromiso internacional de Zapatero. «Se toma su responsabilidad con mucha seriedad». Bien es cierto que el Gobierno español ha sido el tercero de los de la OCDE que más medios ha dedicado a estímulos fiscales en proporción al PIB. Y esta era la receta frente a la crisis económica que con más vehemencia defendía Estados Unidos.
El presidente de los Estados Unidos ha dedicado flores a otros dirigentes a lo largo de estos días, pero no son tantos los líderes europeos que han sido bendecidos por su poderoso verbo. Así, ayer, antes de entrar en la sala donde tuvo lugar la cita, Obama decidió responder a las preguntas desesperadas que a gritos le hacían los redactores y sus palabras llegaron a tiempo para todos los telediarios. «Estoy contento de poder llamarle amigo», «he disfrutado mucho trabajando con Zapatero estos últimos días» y «quiero que la relación entre los dos países, que ya es sólida, sea aún más fuerte», fueron algunas de sus frases.
Zapatero se arrancó entonces para asegurar que espera colaborar con el presidente estadounidense en la construcción de un «orden mundial de paz más justo, en la lucha contra la pobreza y en proporcionar a las nuevas generaciones un tiempo mejor». Luego entraron en faena, asistido por sus colaboradores: por parte española, el secretario general de la Presidencia, Bernardino León; el jefe de gabinete de Zapatero y su adjunto, José Enrique Serrano y José Miguel Vidal; el jefe de la oficina económica de la Moncloa, Javier Vallés y el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos. Del lado estadounidense, el secretario de Seguridad Nacional, James Jones, y su segundo; el jefe de gabinete de Obama, Rham Emmanuel, y la secretaria de Estado, Hillary Clinton.