«Es como una partida de ajedrez»

Natasha Vázquez

INTERNACIONAL

Los cubanos se sienten beneficiados por la decisión de permitir a los cubanonorteamericanos viajar y enviar dinero a la isla

15 abr 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

«Esto es como una partida de ajedrez», dice el arquitecto José Ángel Bermúdez, comparando las relaciones de su país con Estados Unidos. «Ahora Obama ha movido ficha, aunque hay que pensar mucho cada jugada. Creo que ambos Gobiernos están siendo cautos, pero por primera vez hay un deseo de ambas partes de mejorar las relaciones», añade.

Poco después del anuncio, que con inusual rapidez reportó el noticiero nocturno, de que el Gobierno norteamericano había eliminado las restricciones que aún limitaban los envíos de remesas y los viajes de los estadounidenses de origen cubano a la isla, en cada hogar isleño se comentaba el tema.

No podía ser de otra manera, pues las medidas benefician no solo a un millón y medio de emigrantes cubanos en Estados Unidos, sino a sus familias en Cuba, y por extensión, al resto de los cubanos.

«Para mí, lo más importante es que podré ver a mis hijos con más frecuencia», dice Aleida Sardiñas, jubilada. «Ellos se fueron por motivos económicos y han regresado una sola vez. Ahora espero que puedan venir pronto, aunque la crisis allá también los ha afectado», afirma.

«Aquí, casi todos tenemos algún pariente en el norte», dice Yuleisy Pérez, dependiente en una cafetería estatal. «Y muchos contamos con el dinerito que puedan mandarnos para completar el mes. Mi hermano se fue hace siete años y nos ayuda siempre que puede, así que me alegro mucho por la decisión de Obama».

Washington autorizó también que compañías norteamericanas establezcan conexiones de fibra óptica y satelitales, y negocien con sus contrapartes en la nación antillana para ofrecer servicios de telefonía móvil.

«Ojalá ahora se facilite el acceso a Internet, pues una de las explicaciones de por qué es tan restringido y caro es que nuestro país no podía conectarse a cables de fibra óptica norteamericanos», dice Javier Rosales, estudiante universitario.

«Eso es bueno para todos, pues ayudará a levantar la economía, que buena falta hace, pero mientras, nosotros seguimos firmes aquí», dice Normando Alonso, vendedor de periódicos, mientras lee en el diario Granma el más reciente artículo de Fidel Castro, dedicado al tema.

El ex mandatario cubano publicó sus habituales Reflexiones a pocas horas de conocerse el levantamiento de las restricciones, y reiteró la disposición del Consejo de Estado presidido por Raúl Castro, «a dialogar con Obama y, sobre la base del más estricto respeto a la soberanía, normalizar las relaciones con Estados Unidos».

Según medios oficiales cubanos, el embargo, que dura ya más de cuatro decenios, tiene un coste para la isla de unos 93.000 millones de dólares. Además, según una encuesta realizada por la CNN, más de dos tercios de norteamericanos estarían a favor de restablecer relaciones diplomáticas con Cuba y de eliminar la ley del embargo.

«Hay que ver cuál será el próximo movimiento. Quizá ahora aquí en Cuba eliminemos la famosa tarjeta blanca, (permiso de salida del país), por ejemplo», agrega José Ángel Bermúdez mientras concluye con su símil ajedrecístico: «Y ojalá no se incline ningún rey, es mejor que quede en tablas y nos demos las manos al final».