La decisión coincide con la visita del presidente a Washington y supone el inicio de una ofensiva a gran escala
08 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.El Gobierno de Pakistán dio ayer por roto el controvertido acuerdo de paz con los talibanes del conflictivo valle de Swat, al anunciar que ha ordenado a las fuerzas armadas que emprenda una nueva operación contra ellos. «Se ha ordenado al Ejército que elimine a los militantes y terroristas» de la división de Malakand, en la que se ubica Swat, anunció en un discurso televisado a la nación el primer ministro paquistaní, Yusuf Razá Guilani.
De hecho, el Ejército ya tenía en marcha desde hace doce días operaciones contra los integristas, que preludiaban la ruptura final de la tregua en Swat.
La nueva operación militar en la zona, en la que la insurgencia se ha hecho fuerte desde el verano del 2007, coincide con la visita del presidente paquistaní, Asif Alí Zardari, a EE.UU., cuyas autoridades concibieron el acuerdo de paz como una cesión a los integristas. «Aprobamos el pacto para conseguir la paz pero los insurgentes no se han avenido a él», dijo Guilani, quien admitió que «la situación se ha deteriorado tanto que la población se ha tenido que marchar».
Mientras Zardari advirtió desde Washington que las operaciones militares contra los talibanes continuarán hasta que se recupere la normalidad en la castigada región.
El pacto, que preveía la implantación de cortes de la sharia o ley islámica en Malakand, supuso una tregua en Swat que los talibanes aprovecharon para penetrar en los distritos vecinos de Dir, Shangla y Buner, acercándose a cien kilómetros de Islamabad. «La situación ha llegado a tal punto que el Gobierno tiene que emprender acciones decisivas», convino Guilani.
Voz de alarma
Pocas horas antes, el secretario de Defensa de EE.UU., Robert Gates, había dicho en Kabul que los avances talibanes en Pakistán habían «servido de alarma» para el Gobierno de Islamabad, que ya reconocía que el acuerdo de Swat era un fracaso.
En una conferencia de comandantes, su jefe, Ashfaq Pervez Kiyani, aseguró que las fuerzas armadas son «plenamente conscientes de la gravedad de la amenaza interna» que afrontan. El Ejército «empleará los recursos necesarios para asegurarse una ventaja decisiva sobre los militantes», afirmó.
El portavoz del Ejército, Athar Abbas, informó del envío de refuerzos a Swat, donde «se están registrando enfrentamientos en muchas áreas», con el empleo de artillería y bombardeos aéreos.
Al menos diez soldados han muerto en los combates de las últimas 24 horas en Swat, dijo la fuente, que también cifró en 35 las bajas insurgentes en el valle, a las que sumó otras 22 el miércoles en Buner. Mientras, los civiles se quejan de estar atrapados entre los combates.
Otros diez integristas murieron el miércoles en un contraataque del Ejército en Dir, entre ellos un hijo del clérigo Sufi Mohamed, que actuó como mediador para el acuerdo en Swat, según un comunicado militar. Las autoridades de la Provincia de la Frontera del Noroeste (NWFP) se apoyaron en Mohamed para negociar con el talibán Fazlullah, yerno suyo, convencidas de que el clérigo había adoptado posiciones más moderadas tras pasar varios años en prisión. Pero ayer el portavoz del Gobierno regional, Zahid Bunairi, admitió que «no había ningún acuerdo porque no había paz».
El movimiento que lidera Mohamed «ahora se pondrá en contra del Gobierno y a favor de los talibanes. La situación va a empeorar notablemente en los próximos días», lamentó.