Los ex mandatarios empiezan a medir sus opciones para presidir el Consejo de la UE
26 jul 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Entre los dos suman un cuarto de siglo de gobierno, y aunque pertenecen a la misma familia política, en la que detentan ese respetado estatus de ex mandatarios veteranos que lo han sido todo en sus países, Europa ha acabado por enfrentarlos. Felipe González y Tony Blair tienen perfiles muy parecidos, y quizá por eso sus nombres han sido los primeros en aparecer como futuribles para ocupar la nueva Presidencia permanente del Consejo de la UE.
Ese cargo se creará cuando entre en vigor el Tratado de Lisboa, y la persona que lo ocupe, además de encabezar las reuniones de los jefes de Estado y de Gobierno, deberá encargarse de dar continuidad a las presidencias semestrales de turno, de coordinar sus trabajos con la Comisión y de representar a los Veintisiete ante el mundo. Tendrá un mandato de dos años y medio, y será elegido por mayoría cualificada del Consejo.
González y Blair son socialistas, y las normas no escritas de la UE para el reparto de cargos institucionales apuntan a que es a ellos a quienes correspondería esa cartera, ya que el PP ocupa las presidencias de la Comisión y el Parlamento. Esa es su mayor ventaja, aunque en Bruselas nadie se atreve a otorgarles posibilidades concretas porque Lisboa aún no ha superado sus últimos obstáculos, y es probable que aparezcan más candidatos con opciones. Eso sí, políticos y diplomáticos de varias tendencias y nacionalidades consultados por La Voz coinciden en que ya han empezado a medir sus fuerzas.
Al ex primer ministro británico, en la actualidad mediador para Oriente Medio por encargo de la ONU, la UE, Rusia y Estados Unidos, lo respalda explícitamente su Gobierno. Pero mientras sus partidarios colocan en su haber su edad -56 años frente a los 67 de González- y su prestigio internacional, sus detractores recuerdan su papel en la invasión de Irak y su polémico mandato europeo en el segundo semestre del 2005, que muchos países aún recuerdan con enojo.
Sarkozy
El Gobierno español defiende a González, claro, aunque el primer apoyo público ha venido de Francia, donde el presidente galo, Nicolas Sarkozy, maneja una difícil operación para situar a su primer ministro, François Fillon, al frente de la Comisión Europea en detrimento del portugués José Manuel Durão Barroso.
Barroso es uno de los principales obstáculos de González, porque la Europa del norte no aceptará que el poder del Consejo y de la Comisión se concentren en la península Ibérica. Aunque también resultaría chocante que ambas instituciones quedaran en manos del 50% de la foto de las Azores (pese a sus dotes para el tratamiento de imagen, Barroso no ha conseguido borrar su cara de aquella estampa para convertir en trío lo que en realidad fue un cuarteto).
En el PSOE hay quien asegura que González no tiene intención alguna de volver a Bruselas, donde, por cierto, reside su mujer, la eurodiputada Carmen Romero, de la que se acaba de separar. Pero también hay quien sostiene que su posición al frente del grupo de sabios al que el Consejo ha encargado un informe sobre el futuro de la UE, le está permitiendo granjearse en silencio el apoyo de muchos líderes. Como Angela Merkel, cuyo entorno, según esas fuentes, ya habría empezado a recibir sutiles mensajes de su antecesor al frente de la CDU y de la cancillería germana, Helmut Köhl, a quien une con González una vieja amistad que se construyó, precisamente, en torno a la mesa del Consejo de la UE.