El Gobierno británico espera la llegada de un cargamento para evitar que la ola de frío, la peor en treinta años y que ya ha costado 26 vidas, colapse la red viaria
11 ene 2010 . Actualizado a las 02:00 h.La ola de frío que azota el Reino Unido, la peor de los últimos 30 años, continuará otras dos semanas según el servicio meteorológico británico. Desde el pasado lunes las islas están paralizadas por la nieve y el hielo, 26 personas han perdido la vida en sucesos relacionados con el frío, miles de escuelas están cerradas, cientos de vuelos y trenes siguen interrumpidos y la demanda de gas bate récords.
Una de las principales preocupaciones del Gobierno británico son las reservas de sal, que mantuvieron abiertas las carreteras durante la última semana y se están agotando. La producción diaria es de 15.000 toneladas, pero se gastan unas 60.000 al día. El Ejecutivo calcula que quedan 320.000 toneladas en reserva y ha formado una comisión de la sal para su distribución. Deben bastar para evitar un colapso hasta el día 22, cuando está prevista la llegada de un cargamento desde España.
La sal es hoy un bien preciado. La policía busca dos toneladas sustraídas en un depósito en Glasgow (Escocia) y el Ayuntamiento de Yorkshire ha guardado «en un lugar seguro» otras 400 toneladas.
También se teme un colapso de la red de gas. El primer ministro, Gordon Brown, ha subrayado que hay reservas de sobra en el mar del Norte y a través del gasoducto con el continente. Pero hasta 100 empresas han interrumpido su producción para evitar dejar a cientos ciudadanos sin suministro.
Las temperaturas más bajas hasta ahora se registraron en Altnaharra, en las Highlands escocesas, donde el mercurio marcó -22,3 grados, muy cerca de los -22,9 alcanzados el mismo día en el Polo Sur. Pero hasta Londres sufre. Más de 700 hogares de Kensington y Chelsea se quedaron sin calefacción ni agua caliente durante las gélidas noches de la pasada semana.
Las principales asociaciones inglesas de ayuda a la tercera edad, Age Concern y Help the Aged, temen un aumento de la mortalidad entre los mayores. En los cuatro meses del pasado invierno, ya inusualmente gélido, murieron 36.700 personas, un 50% más que en un invierno normal. Ambas entidades temen que esa cifra se dispare y los expertos calculan que el big freeze ('gran congelación') costará la vida a unos 800 mayores solo en Escocia, donde fallecen siete ancianos más al día de lo normal.
Pero las últimas víctimas de la ola de frío fueron cuatro hermanos de mediana edad de Leicester. Dos de ellos perdieron la vida el viernes cuando cruzaban un lago congelado y el hielo se rompió bajo sus pies. Solo uno escapó. Sam y Adam, dos vecinos que oyeron sus gritos, intentaron ayudar a los otros tres hermanos, pero solo pudieron rescatar a uno.
La factura del frío
Los expertos temen que el big freeze retrase la recuperación de la economía británica tocada por la crisis. Según la Federación de Pequeñas Empresas el temporal provoca pérdidas de unos 650 millones de euros al día. Miles de asalariados no pueden acudir a sus trabajos. El jueves, el absentismo llegó al 44% en todo el país. Además se espera un aumento de precios de los alimentos, ya que la nieve ha devastado las cosechas. En Irlanda se han perdido cultivos de patata por 15 millones de euros.
En un país que siguió con expectación la Cumbre de Copenhague, el frío ha dado armas a los que niegan el calentamiento global. La BBC y parte de la prensa están citando a expertos que reiteran que el cambio es real y que el big freeze no es significativo. Pero el debate está más vivo que nunca para miles de británicos.