Un activista secundado por su esposa, pero repudiado por su madre, su hermana y su suegra, que lo denunció

carlos batista LA HABANA / AFP

FIRMAS

21 ene 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El disidente cubano Wilmar Villar Mendoza era secundado políticamente por su esposa Maritza, pero era repudiado por otros parientes, un reflejo de las fracturas ideológicas que dividen a miles de familias cubanas.

«En la familia había conflictos a consecuencias¡ de las actividades políticas de Wilmar y su esposa, Maritza Pelegrino», dijo el activista Elizardo Sánchez. Explicó que la madre, la hermana y la suegra tienen relaciones de pareja con agentes de Interior y son «partidarias del Gobierno».

Villar, de 31 años, piel blanca y figura atlética, aparece con el pelo rapado al lado de una bandera cubana en unas fotos tomadas en el 2011, cuando se fundó la Unión Patriótica, que preside el expreso José Daniel Ferrer.

Padre de dos niñas, de 5 y 10 años, Villar era católico. Su esposa, miembro de las Damas de Blanco, es evangélica.

Ni la huelga de hambre ni el deceso han aparecido en los medios de comunicación de la isla, todos bajo control estatal. Blogueros oficialistas señalaron que era violento, guapetón y abusador, que fue denunciado por su suegra tras una pelea doméstica el año pasado. El caso fue archivado después de que la suegra retirara la acusación, pero las autoridades «se lo recordaban y lo utilizaron» cuando fue detenido.

Según Maritza, su marido le dijo en su última visita en la cárcel que solo saldría «libre o muerto». Según el expreso Ferrer, la madre, «que no aprobaba las actividades políticas de Wilmar, se encargó de todo, marginando a la esposa» del sepelio.

Otro caso de diferencias políticas intrafamiliares es el de Guillermo Fariñas, cuya madre no comulga con sus ideas, pero siempre está a su lado. Fariñas, que fue liberado ayer tras permanecer 72 horas detenido, condenó lo sucedido a Villar, al que calificó de «mártir cubano del 2012».