Anda Europa temblorosa con el conflicto político que hierve en la sangre de rusos y ucranianos. No es un ataque de misericordia. Merkel y compañía andan preocupados porque de esa zona llegan al occidente del viejo continente combustibles como petróleo y gas natural y rublos a puñados en forma de turistas e inversores.
Porque, si Putin cierra el grifo, ¿qué pasaría en España? Pues, así, para empezar, se pondría en riesgo una porción jugosa de las importaciones de crudo. Del subsuelo ruso llegó el año pasado el 15 % del petróleo que se procesó en España. No es nuestro principal país suministrador de oro negro, pero casi. Lo es junto a otros tres, México, Arabia Saudí y Nigeria. Los cuatro satisficieron casi el 57 % del petróleo importado el año pasado, según datos oficiales de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores).
Pero España se juega más en lo económico. La relación bilateral con Rusia ha ido in crescendo en los últimos años, tanto en lo comercial -el país exporta a Moscú algo más de 2.000 millones en bienes, una tercera parte de lo que importa-, como en lo referido a las inversiones.
Residencia por vivienda
La delicada situación por la que atraviesa España en estos últimos años empujó al Gobierno de Mariano Rajoy a habilitar nuevas vías para captar capital extranjero, como la concesión del permiso de residencia por compras de vivienda superiores a los 160.000 euros. Todo ello con la vista puesta en los rusos, quienes además se han erigido en un pilar esencial del turismo español. Un dato: cada día se expiden 11.000 visados a ciudadanos de la federación rusa. Entre ellos hay cada vez más ricos, que gustan de pasear por las principales ciudades europeas haciendo ostentación de su poderío económico. El sur de España es uno de sus destinos preferidos. El año pasado visitaron nuestro país algo más de 1,5 millones de turistas rusos. Fueron solo el 2,6 % del total de invitados internacionales, pero llegaron un 32 % más que en el 2012. Otro dato significativo a tener en cuenta es el gasto por turista. Según el Ministerio de Industria y Turismo, cada ruso se dejó en el 2013 una media de 1.487 euros, cifra que solo superaron los estadounidenses, con 2.069 euros. Por ejemplo, cada británico se gastó en España de media 840 euros.
En total, los compatriotas de Putin se dejaron 2.350 millones. Suponen el 4 % del total (59.000 millones), pero el incremento en relación al año anterior es significativo: casi un 30 % más de gasto por turista. El sector tiembla ante la posibilidad, más que probable, de que el conflicto político entre Rusia y la Unión Europea desinfle el balón de oxígeno ruso.