Garcimartín evocó «lo divino y lo humano» en el pregón de la Semana Santa de Viveiro

M.G.B. VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

XAIME RAMALLAL

Luz Pozo presentó a la pregonera, en un teatro Pastor Díaz abarrotado

24 mar 2013 . Actualizado a las 07:02 h.

Carmen Garcimartín resaltó sus vínculos familiares y vivenciales con Viveiro, a pesar de no residir en la ciudad, en diferentes momentos del pregón que dio anoche en un teatro Pastor Díaz abarrotado de público, y con el que oficialmente se abrió la Seman Santa viveirense. «Formo parte de una generación que continúa vinculada a Viveiro (...) queremos a nuestra tierra, y miramos al futuro sin olvidar el lugar de donde procedemos», señaló. Antes, la poetisa y académica Luz Pozo, pregonera del pasado año, fue la encargada de presentar a Garcimartin, en presencia de representantes de las cofradías y del alcalde y otros miembros de la corporación de Viveiro, entre otros muchos asistentes al acto.

La pregonera articuló sus palabras en torno a cuatro elementos, el silencio, la piedra, la luz y la gente. Resaltó «lo divino y lo humano» de la Semana Santa de Viveiro, con alusiones a textos de autores como Donapetry, Pastor Díaz, Chao Espina, Ramón Pernas, Enrique Cal Pardo, la propia Luz Pozo y los papas, el emérito Benedicto XVI y el actual, Francisco. Repasó la historia, a lo largo de siete siglos ,de la Semana Mayor viveirense, y desveló algún dato poco conocido, como el hecho de que «a principios del siglo XIX, ciertos caballeros ingleses, admirados de la perfección de la cabeza del Cristo de la Oración en el Huerto ofrecieron su peso en oro», o que un cráter de Marte se llama «Vivero en honor de esta ciudad, según el catálogo de la nomenclatura planetaria». Viveiro, recordó, es el «único lugar del mundo donde toca la campana el Viernes Santo», justo cuando se representa la tercera caída en el Encuentro.

El simbolismo espiritual y humano de la Semana Santa, el papel de las órdenes franciscana y dominica, y el surgimiento de las cofradías y el papel de los cuatro gremios asentados en Viveiro en el medievo estuvieron presentes en las palabras de Garciamartín. «La historia de la Semana Santa de Viveiro no es plácida y lineal, sino que hubo de hacer frente a múltiples dificultades», dijo. Y destacó su evolución y mejora a lo largo de los siglos «tras haber superado no pocos avatares». La pregonera citó a la acogida que los viveirenses prestan a quienes visitan la ciudad durante la Semana Santa, cuyo sentido religioso «no es excluyente». La gente es «uno de los principales valores de Viveiro. El arte, la historia, la cultura, no son nada si no tienen alma, que es la que hallamos en este pueblo abierto».