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Celeiro y Burela lo pasarán peor si la UE no deja pescar más merluza

SALVADOR SERANTES VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

Silencio político con 20 barcos parados por falta de cuotas en Gran Sol

13 oct 2013 . Actualizado a las 07:02 h.

Los puertos y lonjas de Burela y Celeiro, así como toda la actividad económica que gira a su alrededor y al de la flota pesquera, ya se están resintiendo porque la falta de cuotas de merluza en Gran Sol ha llevado a amarrar a 20 merluceros; la mayoría, en el puerto celeirense. Según los armadores, ese paro temporal ha dejado sin contrato a unos 400 empleados fijos discontinuos, la mayoría tripulantes de los barcos. Pero advierten que la situación puede empeorar de aquí a final de año. Insisten en que si la UE no les permite capturar más merluza este año, amarrarán más pesqueros.

Se agravarían las consecuencias de la inactividad forzosa de un pescado que deja 60 millones al año en Burela y Celeiro. Repercutiría en compradores, transportistas, personal de lonjas y de las empresas que aprovisionan a los pesqueros. Complicada situación para todos, que se prolongaría hasta final de año.

Evitarla depende de que la UE atienda la petición de España e Irlanda, más cuota de merluza de aquí a diciembre, porque los científicos han confirmado lo que llevan años viendo los pescadores. Abunda tanto en Gran Sol que en el 2014 se prevé que podrán capturar un 49 % más. Como las cantidades asignadas en el 2013 no bastan para trabajar todo el año, advierten que quienes tienen poca prefieren reservarla para Navidad, y son contados los que podrían seguir faenando con regularidad.

La clave de que Burela y Celeiro mantengan el volumen de negocio con la merluza es que la UE amplíe la cuota. Pero la flota también está pendiente de que la Secretaría de Pesca renueve las últimas autorizaciones para capturar esa especie en Gran Sol. Las actuales vencerán el martes. Pasado mañana se sabrá cuántos merluceros mariñanos pueden seguir pescando hasta final de año y cuántos deberán amarrar.

Ayer, armadores de Celeiro y Burela se declaraban «sorprendidos» por el silencio político ante «o grave problema» que tienen encima. Decían echar de menos «apoios claros, porque está en xogo o pan de centos de familias que viven aquí».