Viveiro se llena el sábado del Mercado Renacentista

S. S. / M. G. B. VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

El casco viejo es un gran comedor donde cientos de personas se divierten, vestidas con trajes de época y en un día espléndido

02 jul 2016 . Actualizado a las 19:20 h.

El casco histórico de Viveiro es un gran comedor al aire libre. Mesas y sillas llenas de comensales corroboran el tirón del Mercado Renacentista, que este sábado ha vuelto a reunir multitudes en el centro de la ciudad. Es la fiesta que recrea el renacer en piedra de Viveiro, tras el incendio que lo asoló en 1540. «Caracterizados», que no «disfrazados», con trajes de época, viveirenses y visitantes de todas las edades disfrutan de la tercera y última jornada del Mercado Renacentista 2016. 

Toda una corte de damas, caballeros, soldados en su caballos y tambores de edades diversas dieron forma en la tarde de ayer a la comitiva que acompañó a «emperador Carlos V en la anual visita que realiza desde hace casi una década a la «Moi Nobre e Leal vila de Viveiro». Con la teniente de alcalde Isabel Rodríguez en el papel de corregidora este año, Carlos Nuevo, cronista oficial de Viveiro dando vida de nuevo al regio personaje y su madre, Juana La Loca, desembarcaron en la playa de Covas, tras desplazarse en batel desde Celeiro, e hicieron después el recorrido que los llevó hasta el corazón del casco histórico.

Entraron «pola pola porta do mar, pola antiga porta da ponte Vivarii, dese castelo ou arcada conmemorativa, co que tedes a ben agasallarme polas moitas mercedes e privilexios concedidos para a reconstrucción da vila logo do voraz incendio de 1540», recordó Nuevo al dirigirse al público que abarrotaba la plaza desde el balcón de la antigua casa consistorial viveirense.

Y es que la fiesta renacentista evoca un tiempo en el que Viveiro renació de sus cenizas convertida en ciudad de piedra, tras ser pasto del fuego. Viveiro pidió auxilio a la Corte por los daños sufridos y la respuesta fue la exención de pagar impuestos. Los viveirenses de la época devolvieron el favor dedicando al augusto personaje la puerta que hoy lleva su nombre. Sustituía «a outra máis antiga de feitura medieval, a máis moderna das seis entradas da vila amurallada», de estilo plateresco, realizada en 1548 por el maestro Pedro Poderoso.

«Evidentemente, a Coroa Imperial tiña a obrigación de reconstruir canto antes un bastión militar e comercial tan importante como foi sempre a praza forte de Viveiro». Y añadió: «Dese Viveiro heroico e fiel que escribiu as mellores páxinas da súa historia nas loitas contra os dominios eclesiásticos e señoriais da mitra mindoniense e dos señores feudais», hasta que en tiempos de los abuelos del emperador, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón «reafirmouse o carácter realengo da vila, que pasou a depender directamente da monarquía».

Finalmente instó a viveirenses y visitantes a disfrutar, abogando porque la feria renacentista «sexa unha vez máis un gran marco de sociabilidade, de ledicia e celebracións transgresora».

Los vecinos toman hoy calles y plazas con las comidas populares

Dos aspectos avalan el rápido éxito que ha tenido en solo nueve años el Mercado Renacentista de Viveiro: la implicación popular y el escenario tan especial que supone el casco histórico. Y lo que pasará hoy en más de una docena de calles y plazas de la ciudad es el ejemplo claro del tirón popular de la celebración veraniega: más de mil vecinos se vestirán de época para «yantar, beber e disfrutar», de lo que algunos ya consideran la versión urbana de la romería de Naseiro. A ellos se sumarán las comidas con numerosos comensales, que organiza los establecimientos de hostelería.

El mercado, que concluye hoy, abrirá de nuevo sus puertas a las 11 de la mañana hasta la medianoche cargado de espectáculos diversos de música, teatro y circo. Dragones, encantadores de serpientes, damas, caballeros, sabores y olores diferentes pueblan el casco en los diferentes puestos. Y entre ellos hay once artesanos o emprendedores que son de Viveiro y con diferentes propuestas, desde una peluquería haciendo peinados de la época en la calle, vinoteca, panadería, artesanos del cuero, bisutería, productos del campo, entre otros, además de Aspanane, la Residencia Betania y la asociación protectora de animales Gadoupas.