Alcoa asegura que priorizará a un comprador viable en Cervo, aunque admite que no lo hizo en A Coruña y Avilés

A MARIÑA

Instalaciones de Alcoa en San Cibrao
Instalaciones de Alcoa en San Cibrao XAIME RAMALLAL

La multinacional insiste en fijar junio como plazo máximo para una venta y especula con el posible coste del cierre, que cifra en 234 millones más indemnizaciones

19 abr 2024 . Actualizado a las 20:09 h.

Mientras busca comprador para sus propiedades en San Cibrao, en el municipio lucense de Cervo, Alcoa admitió en la noche del pasado miércoles no haber priorizado en el 2019 la continuidad de la actividad industrial de las plantas de A Coruña y Avilés, que vendió al fondo de inversión suizo Parter Capital y que adquirió después Grupo Riesgo. Ambas factorías no volvieron a producir aluminio primario y el proceso de venta acabó en los tribunales, llegando la aluminera radicada en Pittsburgh a un acuerdo con los sindicatos por 70 millones de euros en indemnizaciones. El jefe mundial de la multinacional, William Oplinger, afirmó durante la conferencia para informar de los resultados del primer trimestre del 2024 que la compañía «no repetirá algunos de los problemas» relativos a estas dos instalaciones, porque en el caso del complejo industrial de A Mariña «nos enfocaremos de verdad en la viabilidad de un potencial comprador».

Buena parte de la conferencia giró en torno a la situación de San Cibrao, «un foco central de nuestras acciones a corto plazo». Oplinger aseguró que Alcoa se centra en dos posibles vías: «por un lado, medidas para hacer viable el complejo a largo plazo, y de forma alternativa, encontrar un comprador» para el emplazamiento industrial de A Mariña, con una refinería de alúmina y la única fábrica de aluminio primario que queda en España.

Alcoa insiste en reclamar «colaboración» de las Administraciones y de los sindicatos para rebajar las condiciones que la propia multinacional firmó en su día. A finales del 2021, la empresa acordó un pacto con los trabajadores de San Cibrao para un cese temporal de la actividad en la planta de aluminio, a cambio de mantener los empleos y realizar mejoras en la fábrica. En los últimos meses ha congelado la principal inversión comprometida, el horno de cocción de ánodos grandes, y ha intentado —sin lograr el apoyo del comité— aplazar el reinicio progresivo de la actividad industrial, actualmente al seis por ciento. Como alternativa a esta renegociación de sus compromisos, la compañía ha propuesto una venta.

No obstante, el presidente de la compañía subrayó que estas dos opciones tienen una fecha de caducidad, la segunda mitad del año. Llegado ese momento y «salvo que se llegue a un acuerdo en alguno de estos caminos», la empresa «no pondrá más fondos» en San Cibrao y amenaza con el cierre. «Se tendrán que tomar decisiones duras», insistió.

La vicepresidenta de Alcoa, Molly Beerman, especuló incluso, consultada por un analista, sobre el posible coste del cierre de las instalaciones. Así, matizando que la previsión no incluía «el factor de las indemnizaciones, porque en España es muy difícil de estimar», cifró en «200 millones de dólares» el gasto en clausurar la refinería de alúmina y «entre 25 y 50 millones» el importe de echar el candado a la fábrica de aluminio cervense. Una cantidad de 234 millones de euros en la que sí asegura incluir «la parte ambiental y las obligaciones de retiro de activos».

Preguntado sobre si la mejora del mercado del aluminio podría dar más margen para «una solución» para las instalaciones de San Cibrao, Oplinger reiteró que todo el dinero del que la empresa dispondrá para el complejo industrial son «200 millones de dólares, de los cuales una parte es efectivo restringido asociado con gastos de capital». La subida del precio del metal «podría retrasar», pronosticó, «uno o dos meses» el gasto de esta cantidad pero no más tiempo.

Acerca de una posible venta, el jefe mundial de Alcoa afirmó que el proceso es «de base muy amplia y hemos contactado a casi todos los compradores estratégicos y financieros de la industria».

Oplinger fue consultado sobre las razones por las cuales un comprador querría adquirir unas instalaciones «inviables», según la titular del complejo. El dirigente de Alcoa alegó que hay opciones si los sindicatos acceden a que no se cumpla lo firmado, si las Administraciones apoyan y si un inversor «entiende que Europa tendrá escasez de metal a largo plazo, lo que justificaría la compra», expuso.

En cuanto al balance del primer trimestre, Alcoa reportó pérdidas por importe neto atribuido de 252 millones de dólares (237 millones de euros), un déficit que aumenta en un 9 % respecto al mismo período del 2023.

La compañía afirma que no prevé contar con apoyo del Gobierno a corto plazo

Mientras sondea la venta, Alcoa asegura trabajar en «la viabilidad» del complejo de San Cibrao, que según su versión es insostenible. En este punto, Oplinger señaló a las Administraciones, al no encontrar respuesta a su solicitud de ayuda económica extra para cumplir con lo pactado.

«Hemos concluido un estudio de optimización y perfilado una modesta lista de potenciales medidas de mejora, mientras conservamos nuestro efectivo (...) A pesar de que los precios de la energía y las cotizaciones del aluminio han mejorado, el negocio permanece inviable y no esperamos un apoyo a corto plazo del Gobierno», apuntó el presidente de la compañía.

«Estamos trabajando en acciones para bajar los costes, pero la viabilidad» del complejo industrial de San Cibrao «será con un bajo precio sostenido de electricidad verde», reiteró.

Alcoa insiste así en fijar para el segundo trimestre del año la fecha máxima para encontrar una salida a la situación de su única propiedad en España, país en el que desembarcó en 1998 comprando por 61.500 millones de pesetas nueve plantas de la antigua sociedad estatal Inespal.