Hallan en el baño de su casa el cadáver de una mujer que podría llevar un mes muerta

Susana Luaña Louzao
susana luaña VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

Sus vecinos no la echaron de menos hasta que notaron mal olor en el piso

22 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El drama de las personas mayores que viven solas y mueren en soledad se ha vuelto a repetir ayer en Vilagarcía, cuando miembros del equipo de emergencias encontraron en el baño de su casa, muerta, a una mujer que podría haber perdido la vida hace más de un mes sin que nadie la echase de menos.

Ocurrió a media mañana en el centro de la ciudad. El grupo de emergencias recibió un aviso para que se personasen en un edificio de la calle Castor Sánchez porque un vecino había llamado advirtiendo de un fuerte olor en el descansillo del segundo piso. Los operarios llegaron al lugar y se enteraron por un vecino de que en el piso en cuestión residía sola una mujer de avanzada edad. «Y como él vivía en el tercero y subía siempre por la escalera ya llevaba unos días notando el olor y sospechaba que podía pasar algo, porque hacía tiempo que no veía a su vecina», contaba ayer Francisco Javier Guillán Busto, el responsable de emergencias.

La brigada optó entonces por llamar primero al timbre, y como nadie contestaba, decidieron acceder al piso por una ventana. El fuerte olor que notaron nada más entrar les hizo sospechar lo que no tardaron en descubrir cuando entraron en el cuarto de baño y se encontraron el cadáver de la mujer. El resto del piso estaba impoluto, como ella lo había dejado, y no había signos de violencia ni desorden que pudieran hacer pensar en un robo. A la espera de lo que diga la autopsia, Busto cree que «por el estado de descomposición en el que estaba, podría llevar un mes muerta».

Y un mes aproximadamente es el tiempo que los vecinos llevaban sin verla. Desde hace unos años, Socorro G.G. vivía de alquiler en el segundo piso del inmueble, y pagaba religiosamente sus mensualidades. «No dejó de hacerlo hasta hace dos meses», decía ayer una familiar de la dueña del piso.

Pese a su avanzada edad -tenía ya 85 años- y sus problemas de movilidad, Socorro era una persona abierta que salía todos los días con un carrito a hacer la compra y que siempre hablaba con sus vecinos. Una mujer que se acercó ayer a la puerta de la vivienda reconocía que «todos los días me la encontraba en la calle y hablábamos, pero ya hacía tiempo que no la veía». Todos eran conscientes de que llevaban días sin verla, pero hasta ayer no saltaron las alarmas.

Aunque no tenía hijos, Socorro sí tenía parientes en Ribeira, pero la relación no debía de ser ni buena ni fluida, porque cuando se les llamó para comunicarles lo sucedido reconocieron -o al menos así lo indicaron fuentes de la investigación- que hacía más de un mes que no sabían nada de ella.

Lo primero que hicieron las fuerzas del orden nada más llegar a la casa fue abrir las ventanas para ventilar el inmueble y que se fuese el olor nauseabundo. Luego, agentes de la Policía Nacional aún tuvieron que permanecer unas horas a la espera del juez. El resultado de la autopsia determinará las causas de la muerte de Socorro.