La Xunta ha limitado a 300 bateas la zona de trabajo de este colectivo, que asegura estar abocado a la desaparición
15 may 2012 . Actualizado a las 06:50 h.La conselleira do Mar, Rosa Quintana, no dejó abiertas demasiadas puertas a la esperanza para los trueleiros de A Illa. Este colectivo, del que a lo largo del año forman parte unas trescientas personas, ha recibido como un jarro de agua fría las declaraciones en las la responsable de la política pesquera de la Administración autonómica comparaba las bateas con fincas privadas y a los trueleiros con quienes entran en un terreno particular para coger la fruta caída de un árbol. La comparación, dicen los mariscadores afectados, no se corresponde con la realidad. Y por eso, ellos están dispuestos a llevar su verdad a donde haga falta para conseguir dar continuidad a un trabajo y a un modo de vida que tiene «tanto tempo como as propias bateas». El primer paso ya ha sido marcado: el colectivo quiere recabar un apoyo claro de todo el sector del mar de A Illa. Y en ello están trabajando ya.
El problema al que se enfrenta este colectivo es sencillo. Cuando la ría empezó a llenarse de bateas, los mariscadores no tardaron en darse cuenta de que alrededor de las cuerdas de mejillón abundaba el camarón. En A Illa, muchos se especializaron en subirse a las bateas y, haciendo equilibrios, capturar esa especie armados con un truel. «Unha arte que non lle causa ningún dano nin á batea nin ao mexillón», recuerdan los mariscadores, que presumen de haber convivido «sin problemas» con los bateeiros durante todo este tiempo.
Pese a esa aparente falta de problemas, la Xunta ha decidido este año someter el plan de experimental del truel a una autorización explícita de los titulares de cada batea. La cofradía de A Illa recabó las firmas de los mejilloneros del entorno, pero no consideró necesario ir más allá, lo que se ha traducido, a la postre, en que los trueleiros hayan visto reducido a trescientas las bateas en las que puede trabajar. Una cantidad claramente insuficiente para la gran cantidad de mariscadores que, a lo largo de todo el año, se dedican a esta actividad, que ya han sido advertidos por Gardacostas de que pueden ser multados.