Una dolorosa despedida

Digna Prieto

AROUSA

09 feb 2013 . Actualizado a las 06:55 h.

Decir adiós a una vida de trabajo, sobre todo cuando es un trabajo que te gusta y que se hizo todos y cada uno de los días con ilusión, duele. Ya lo creo que duele. Pero la situación de crisis que atravesamos hace insoportable sostener esta situación por más tiempo. ¿Por qué? Porque nosotros, en O Crisol, siempre trabajamos con calidad de primera, con productos de nuestras rías. Los gastos que origina un local como O Crisol solo con abrir la puerta son terribles: mercancía, personal, luz, impuestos... Un disparate.

Las generaciones jóvenes

Ante esta situación, y después de 69 años de trabajo, me he ganado un descanso. Me merezco una jubilación y eso es lo que voy a hacer, jubilarme. Quizás las generaciones de jóvenes que me siguen no quieran dedicarse a la hostelería, o tal vez sí... Lo único que les pediría es que si lo hacen, lo hagan con la misma ilusión con la que lo hice yo, su abuela, Digna Prieto, de O Crisol. Con la misma ilusión con la que lo hicieron también mis padres, José Prieto y Carmen Devesa, los dueños de Casa Pepe que me pusieron aquí con 14 años... Hoy tengo 83.

A nuestros queridos clientes y amigos no encuentro palabras para agradecer su fidelidad y el cariño que siempre nos mostraron. Es a ellos a los que más echaré de menos. También a toda la gente que nos ha ayudado, que ha sido mucha, empezando por las niñeras de mis hijos, que aún hoy nos quieren y nos respetan. Y, como no, el personal de cocina, el de sala, y todos nuestros proveedores de mariscos, pescados, carnes y legumbres... A todos mil gracias.

Una petición a Rajoy

También quisiera dirigirme, con todo respeto, al presidente del Gobierno. El señor Rajoy, en una visita que nos hizo, elogió las vieiras que le servimos y las calificó de «colosales». A él me dirijo para solicitarle que arregle esta situación en la que nos encontramos. Resuélvala para que los turistas puedan seguir viniendo a conocer y degustar todas las maravillas de Galicia. Lo pido de todo corazón.

Tal vez, si esta situación se arreglase, si en un tiempo no muy lejano cambiasen las tornas, pueda nuestra familia retomar nuestros sueños, en los que tantos años hemos invertido.