El Concello se plantea sellar el adoquinado para frenar su degradación
22 feb 2013 . Actualizado a las 13:43 h.Con marzo no solo llegará la primavera a Vilagarcía. También se conmemorará el tercer aniversario de una intervención de doble filo. La peatonalización de Alcalde Rey Daviña y sus calles aledañas, incluyendo el perímetro de los jardines de Ravella, marcó el inicio de un eje libre de circulación rodada que ha ganado para los ciudadanos una amplia superficie del centro de la capital arousana. Con el paso del tiempo, la arriesgada apuesta por su cierre al tráfico, asumida y acometida por el anterior gobierno municipal, se ha desvelado como un notable acierto. Pocos opinarían lo mismo, sin embargo, acerca de la ejecución material de aquella idea. El deterioro del adoquinado, reparado en al menos tres ocasiones, se intensifica en diez zonas abonadas al tropiezo. Una mujer, cuya caída a comienzos de esta semana le acarreó un traumatismo craneal, es, por ahora, su última víctima.
La confluencia con Ramón y Cajal y A Baldosa, al lado del quiosco de la ONCE, es un puro socavón en el que faltan una veintena de adoquines. Un mal que se repite en Castor Sánchez. Las losas bailan en Romero Ortiz y en el cruce con Francisco Fontán, junto al acceso a uno de los dos garajes que se abren en la calle. Los desperfectos se multiplican en su tramo final, la desembocadura en la avenida de Juan Carlos I, utilizado habitualmente como zona de estacionamiento accidental. Fue aquí donde esta semana se produjo la enésima caída.
El actual gobierno local admite que no existe capacidad inversora como para llevar a cabo lo que el entorno de Rey Daviña necesita: «Levantarlo todo y volverlo a instalar», explica el concejal de Obras, el popular Jesús Longa. Cabe recordar que la peatonalización inicial costó 1,2 millones de euros. Ravella ha entablado negociaciones con la empresa que ejecutó las obras y los técnicos que las dirigieron. Su intención: completar, al menos, el sellado de las juntas que separan los adoquines.