Mientras, las trabajadoras de otra conservera en peligro, la de Cuca, analizaban ayer, ya con más calma, el fracaso de la negociación que anteayer celebraron en el Consello Galego de Relacións Laborais con Garavilla al otro lado de la mesa.
Pese a las dificultades, la plantilla sigue sacando ánimos para continuar su lucha, así que ayer, en asamblea, decidían «seguir unidos e chegar ao xuízo». Lo decía la presidenta del comité de empresa, María José Rey, que espera que, mientras, la empresa dé algún paso hacia el acuerdo.
Mientras tanto, «a dormir na caseta». Eso es lo que han decidido las mujeres de Cuca, que continúan haciendo guardia de forma permanente frente a la fábrica. Y así continuarán para tratar de impedir que se retire la maquinaria de la planta de Vilaxoán.
El martes habrá una nueva asamblea, y en ella se decidirá si se toman nuevas acciones antes de que llegue el juicio, previsto para principios del mes de abril. En el juzgado se decidirá si, tal como argumentan el comité de empresa y el sindicato CC.OO., no se cumplió la normativa a la hora de poner en marcha el expediente de regulación de empleo en el que está inmerso el personal de la conservera de Vilaxoán como paso previo a su traslado a O Grove, según los planes de la empresa.