El acuario de O Grove se renueva para mostrar los fondos de la ría

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso O GROVE / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

Las instalaciones están abiertas al público desde esta mañana

22 mar 2013 . Actualizado a las 14:01 h.

Tal y como había anunciado la nueva propietaria de las instalaciones, la empresa Aquagestión, el acuario de O Grove está listo para la Semana Santa. El centro fue inaugurado ayer y, a partir de esta misma mañana, está a disposición del público en general. El recinto ha sido objeto de una primera fase de obras, que ha permitido cambiar buena parte de la exposición. «Queremos convertirnos en un centro de interpretación de referencia, por eso todas nuestras especies son de las rías gallegas. No hay peces del Caribe», explicó el gerente, Iñaki Aginaga.

La primera reforma que Aquagestión ha realizado en el acuario grovense se ha centrado en las exposiciones y en los tanques. Los peces de colores llamativos han sido sustituidos por fanecas, caballas y cigalas. Solo han conservado el tiburón toro, un ejemplar de cerca de doscientos kilos de peso que no han podido mover y cuyo acuario ha quedado pendiente de renovación. El resto, ha sido completamente modificado.

Los tanques lucen ahora nombres tan comunes como ría de Muros e Noia, de Ortigueira, Fisterra, Bao, Cíes o Illa de Sálvora. En ellos hay especies como el sargo, el mujel, la morena o el besugo. Han reservado un espacio especial para la recreación de una batea, de cuyas cuerdas cuelgan mejillones y ostras. Y es posible también ver las crías de rayas y pintarrojas que están criando en cautividad.

Especial atención merece el tanque «Toca-Toca», en el que el visitante puede coger con la mano un caramujo o unos erizos de mar. «Nuestra intención es que no se visite el acuario solo para ver los peces, sino para descubrir a los animales en su entorno, sus hábitos y sus interacciones con el resto de animales», explican en la empresa. Hay una zona dedicada a los cefalópodos, donde se puede ver a las sepias comer camarón. Y otra para el marisco, con sus centollos, langostas y nécoras. Al lumbrigante han tenido que ponerlo en el tanque de al lado porque, explican los cuidadores, si no se comería a todos sus compañeros en cuanto mudasen la concha.