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La feria de Pontearnelas aporta un sinfín de atractivos con la tradición como reclamo
13 jul 2013 . Actualizado a las 06:51 h.Con la concesión en el siglo XII a los peregrinos de la indulgencia plenaria, o lo que es lo mismo, el perdón de todo tipo de culpa al hacer el camino en Año Santo, la Ruta Xacobea recibió un tremendo espaldarazo. Los múltiples caminos se llenaron de albergues, peregrinos, y todo un dispositivo de comerciantes y mercaderes dispuestos a facilitar el trabajo a los caminantes que recorrían los caminos hacia Santiago buscando la expiación.
La segunda edición de la Feira no camiño de Pontearnelas recupera el espíritu del camino santo trayendo a unos feriantes que, a pesar de lo que sus vestimentas indican, son de este siglo. Siguen custodiando, en todo caso, los secretos de la manufactura artesanal.
Junto a los puestos de comida más madrugadores en la tarde de ayer se podía encontrar a Las chicas de Esteban, nombre con el que un artesano vasco bautizó sus broches en forma de muñecas de fimo personalizadas, que también vende en su web. La chica peregrina, imprescindible entre sus creaciones.
Marionetas artesanales llegan de la mano de unos malagueños. Comparten espacio con jabones, tés a granel, trenzas de cuero, juguetes de madera o perfumes. Los instrumentos de tortura expuestos, y los juegos variados para los niños salpican indistintamente el espacio entre los puestos de venta.
Oficios como canteros, carpinteros y orfebres tampoco se dejan de lado. Pero el centro de las miradas lo acaparan precisamente unos seres casi quietos que miran al infinito. Las aves de cetrería de Rapiña do Salnés poco más necesitan.
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