Garavilla no garantiza el empleo en Cuca si regresa a VilaxoánNo aceptarán contraprestaciones
AROUSA
La compañía dice que agotará las alternativas jurídicas a su alcance
19 ene 2014 . Actualizado a las 06:56 h.Garavilla amenaza con despedir a personal de Cuca si finalmente tiene que cumplir las sentencias que le obligan a reabrir la fabrica de Vilaxoán. Al menos es lo que se desprende del comunicado que hizo público ayer, en el que insiste en que la fábrica matriz de Cuca es inviable tanto económica como industrialmente, y por eso subraya que «es muy difícil que el cumplimiento de este fallo judicial no implique pérdidas definitivas de puestos de trabajo, en contra de la voluntad de la compañía desde el inicio de este proceso».
La firma vasca dice respetar el fallo del juzgado de lo Social y la ratificación del TSXG, pero está en total desacuerdo con su contenido y lamenta que la sentencia no tenga en cuenta las justificaciones organizativas presentadas por la empresa, a la vez que «sobrestima las incomodidades» que el traslado supone para las trabajadoras. A su entender, hay una serie de datos «erróneos» en ese perjuicio que el cierre de la fábrica de Vilaxoán y la obligación de su personal de trasladarse a O Grove supone para la plantilla.
Por una parte, «da por hecho que la distancia entre ambas plantas es superior a los 40 kilómetros, cuando la distancia real y medida entre los dos centros de producción es de 33 exactamente» -lo cierto es que, con el mapa en la mano, la diferencia de kilometraje depende de si se va por la carretera general o por la Vía do Salnés-. Por otra, recuerda que la compañía ha puesto a disposición de las empleadas una línea de autobuses con múltiples horarios y paradas y de coste cero. Y por fin, dice Garavilla que la sentencia «atribuye gratuitamente que el personal tiene un bajo nivel cultural y carece de permiso de conducir, cuando en realidad, más de la mitad de la plantilla tiene permiso y mayoritariamente se trasladaban a la planta de Vilaxoán en sus propios vehículos».
Frente a la insistencia de Garavilla en que el mantenimiento de la fábrica de Vilaxoán es inviable -algo que niegan los sucesivos fallos judiciales- dice la firma en su comunicado que el traslado a O Grove, que supuso para la compañía un gran esfuerzo económico, «ha permitido salvar una delicada situación empresarial heredada y asegurar su viabilidad económica para el presente y el futuro, garantizando el cien por cien de los puestos de trabajo, incluso, con condiciones económicas globales mejores». Y destaca el hecho que en un año como el pasado, en el que no hubo ni berberecho ni mejillón, «la empresa ha conseguido dar trabajo al cien por cien de la plantilla, lo que hubiera sido imposible en la antigua planta de Vilaxoán».
Es más, asegura que la mitad de las trabajadoras que tienen que ir todos los días a O Grove han aceptado de forma voluntaria las condiciones del cambio y que están satisfechas con su trabajo, «incluso muchas de estas personas ocupan puestos de responsabilidad en la nueva planta».
Y como consecuencia de todo ello, Garavilla agotará «las alternativas judiciales» a su alcance. O lo que es lo mismo, presentará en breve un recurso ante el Tribunal Supremo.
La plantilla no aceptará contraprestaciones
CC.OO. sospechaba esta semana que Garavilla ya no iba a recurrir la sentencia ante el Supremo, teniendo en cuenta que no hay jurisprudencia que avale un caso similar. Sin embargo no ha sido así; la empresa dice que agotará los recursos judiciales a su alcance y ese es el que le queda. Como desde que se dictó el fallo del TSXG había un plazo de diez días para presentar el recurso, la plantilla acordó esperar ese tiempo y luego emprender movilizaciones si el traslado no se hacía de forma inmediata. Posiblemente el nuevo movimiento de ficha de la firma vasca obligará a aplazar las protestas hasta que el Supremo se pronuncie, pero en todo caso, las mujeres ya advirtieron que no aceptarán contraprestaciones.