El botellón y los puestos ilegales disputan la caja de la fiesta a los bares

La Voz

AROUSA

19 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

De éxito también es posible morir. Esto es lo que seguramente les pase por la cabeza a los hosteleros de Vilagarcía que, anticipando una actividad frenética por la coincidencia de la Festa da Auga con un sábado de buen tiempo, hicieron acopio de mercancía para satisfacer a una clientela hambrienta y sedienta. La conclusión general es dispar, y hay opiniones para todos los gustos, pero la sensación dominante, obvia para quien se haya molestado en contemplar el viernes la llegada de trenes repletos de chavales y no tan chavales, es que el botellón le está ganando el terreno a los bares y los pubs, respaldado por la profusión de puestos tan ilegales como difíciles de frenar.

«Investín 3.000 euros para non ingresar nin sequera mil, moitísimo menos que o ano pasado», reconocía ayer la propietaria de un bar en la periferia de la zona húmeda. Tampoco en la TIR parecen haberse cumplido las expectativas. No, al menos, al desorbitante nivel de gente que tomó esta parte del municipio. Con sus dos praderas repletas -basta con observar la imagen que acompaña estas líneas-, los hosteleros complementaron su oferta con una barra de bocadillos. Quien la regentó acudió a ella con quinientas barras de pan y la intención de preparar un millar de bocatas. A la hora de la verdad apenas vendió 35. Mientras, un tipo se llenaba los bolsillos cortando jamón desde un puesto de embutidos improvisado que parecía llevar toda la vida en el paseo marítimo. Un profesional en la discutible lid de competir sin pagar un duro con quienes pagan religiosamente sus impuestos.

Qué decir de las legiones de festejantes que desembarcaban en la ciudad bien pertrechados de garrafas. Los 24 horas y los supermercados de municipios vecinos, como Vilanova, hicieron su agosto. Y aunque aún parece haber cancha para todos, tal vez sea interesante reparar en la reflexión de Félix Acuña, miembro de la directiva de Ahituvi, desde la TIR: «Tenemos una marca y una fiesta de referencia entre manos, habría que darle a la cabeza para encauzar a tanta gente».