Seis horas de trabajo a cinco pisos de altura permitieron reabrir el tráfico hacia Carril

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

CEDIDA

La travesía que cortó el temporal, al llevarse por delante la mitad de un tejado, soporta uno de los tráficos más intensos de Vilagarcía

06 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Las ráfagas más violentas del viento que ayer de madrugada continuaba soplando con fuerza en el interior de la ría de Arousa alcanzaron una velocidad de 83 kilómetros por hora. Bastante menos de los 111 kilómetros que 48 horas antes provocaron la mayor parte de los desperfectos que O Salnés tendrá que valorar ahora, siempre que el mal tiempo firme una tregua razonablemente duradera. Aunque A Lanzada y Meis soportaron el grueso del golpe, los problemas se multiplicaron durante todo el fin de semana en la comarca. Uno de los incidentes más graves tuvo como escenario Vilagarcía. La avenida Rosalía de Castro, en concreto, que comunica el centro de la ciudad con Carril y el sábado permaneció cerrada al tráfico a partir de las once de la mañana ante el riesgo de que se produjesen desprendimientos.

Doce horas después de adoptar esta medida, el Concello de Vilagarcía levantaba la prohibición de circular más allá del acceso al barrio de Trabanca-Sardiñeira. El origen de esta situación se remonta al viernes por la noche, cuando el servicio de Emerxencias e Protección Civil tuvo que retirar de la calzada varias planchas del tejado de un edificio, que se habían venido abajo sobre la vía pública. Procedían de un inmueble de cinco pisos de altura. Allí se encaramaron los operarios del servicio municipal durante seis horas, a fin de asegurar al estructura. La mitad de la cobertura, explican sus responsables, fue arrastrada por el viento. El resto tuvo que ser debidamente anclada o, en su caso, cortada en piezas manejables para su retirada. El propio sábado, cerca ya de medianoche, el tráfico hacia Carril fue restituido.

«Dormimos como angelitos»

Rematado el trabajo del servicio de Emerxencias, son las aseguradoras y la comunidad de propietarios del edificio las que ahora deben ponerse manos a la obra para reponer la cobertura, que tendrá que ser sustituida prácticamente al completo. Que el viento amainase resultó fundamental para que Protección Civil pudiese desarrollar la labor de anclaje del tejado sin mayores problemas. «La verdad es que, aunque llovió y sopló el viento, fue una noche más tranquila», reconocía ayer un integrante de una de las agrupaciones de la comarca, agotado tras permanecer en vela prácticamente durante dos noches: «Hoy -zanjó- dormimos con angelitos».

Cada día, la avenida Rosalía de Castro, una de las travesías más saturadas de la ciudad, es recorrida por nueve mil vehículos. También los bomberos tuvieron que acudir ayer a Carril y Villanova, ante la caída de tejas y árboles sobre el tendido eléctrico.