La marea arrastra hasta una playa de San Vicente docenas de aparejos de plástico para la captura ilegal del pulpo

Leticia Castro O GROVE / LA VOZ

O GROVE

CEDIDA

Un grupo de vecinos reunieron las pseudonasas de los furtivos para atarlas y alejarlas de la orilla

16 nov 2023 . Actualizado a las 04:48 h.

La aparición de docenas de aparejos para la captura de pulpo en la playa de Canelas, más conocida como arenal de la Batería, sorprendía este martes a los vecinos de San Vicente, en O Grove. No solo por la cantidad de los objetos, que se extendían por toda la playa, sino también porque se trata de cacharros de plástico ilegales, utilizados por furtivos, que posiblemente fueron arrastrados allí por la marea.

Cuentan algunos marineros, que a esas piezas se les echa un tipo de masa que hace que no floten, y se lanzan al mar de la misma manera que las nasas. Seguramente al romperse ese sellado volvieron a la superficie, y el viento ayudó a traerlos a tierra.

La preocupación por que acabasen de nuevo en el mar hizo que uno de esos vecinos diese la voz de alarma a través de las redes sociales para que las Administraciones u organismos competentes acudiesen a retirarlos. Pero, una vez más, la acción vecinal fue más rápida, y un puñado de personas decidieron presentarse en la arena para reunir todo aquel plástico, atarlo bien y alejarlo un poco de la orilla. Consiguieron arrastrarlo al lado del paseo de madera de Con Negro, que transcurre por esa zona. Lo anunciaron de nuevo a través de las redes, señalando al Concello que fuese a recogerlos antes de que otro temporal logre desplazarlos, aunque posiblemente ese cometido corresponda a Guardacostas. Al menos así ha ocurrido en otras ocasiones, puesto que, aseguran, no es la primera vez que aparecen sobre este arenal aparejos del mismo tipo.

Los vecinos no han querido desaprovechar la ocasión para recordarle al Concello que el paseo está roto en varios puntos desde hace un mes, con una rama de pino caída en el medio, «además de los parques con la hierba alta o los pinos sin podar», señalaban, insistiendo en que viven allí todo el año y están hartos de que San Vicente solo exista en verano.