Ya solo un millar de vilagarcianos militan en cuatro sociedades

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

Nacieron para cubrir las necesidades de una época que se ha esfumado; solo el apego al terreno y el deporte garantizan su futuro

09 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace catorce años, el Liceo Marítimo de Vilagarcía culminaba el proceso de fusiones que lo llevó a englobar al Casino, primero, y al Club de Mar, en este caso una absorción en toda regla, a continuación. Con el listón de su comunidad apuntando por encima de los dos mil miembros, la sociedad resultante exhibía músculo y se lanzaba a la construcción de una gran sede para consolidar su posición como referente del deporte y la vida social en la capital arousana. Hoy, aquel sueño se ha hecho pedazos. Con apenas 360 socios, la entidad se encuentra a un solo paso de despeñarse en el abismo de las deudas y el desinterés. Así las cosas, las elecciones de julio no supondrán más que el preámbulo de lo que está por venir. O una redimensión radical, en la que sus instalaciones se vean inmersas, o el fantasma que nadie quiere pronunciar pero todos tienen presente: la liquidación definitiva ante una sangría económica que cada mes consume cinco mil euros más de los que ingresa.

Venerables y centenarias

Camino de agotar la segunda década del ya no tan nuevo siglo, en Vilagarcía sobreviven cuatro organizaciones de este tipo. Exceptuando al club de tenis O Rial, que está a punto de celebrar su trigésimo aniversario, se trata de estructuras centenarias, nacidas para dar respuesta a las necesidades de una sociedad que se esfumó hace largo tiempo, la de la Galicia que caminaba a caballo de los siglos XIX y XX. No hace falta enfatizar lo mucho que han cambiado las cosas desde entonces. Sobre todo a partir de los años 80, cuando el ocio se diversifica y la iniciativa privada multiplica su oferta. Un dato basta para calibrar su involución: las cuatro sociedades recreativas que sobreviven suman, juntas, 1.183 integrantes, una cifra que el Liceo despachaba en solitario sobradamente en los 70.

Recetas para sobrevivir

Mientras el Liceo-Casino busca la forma de conjurar la amenaza de la desaparición, otras dos entidades registran un incremento en el número de sus socios. Ambas encarnan las dos únicas vías que, visto lo visto, son capaces de garantizar la supervivencia.

La crisis le pasó factura al club de O Rial. Sin embargo, ha sido capaz de remontar a lo largo del último año para registrar ya más altas que bajas. Una oferta centrada en el tenis, con una escuela que reúne a un centenar de chavales y se ha visto reforzada con la emergencia del pádel, apuntala una de dichas salidas: la especialización, sobre todo en torno a alguna disciplina deportiva. Lo pudo lograr el Liceo con la vela y el frustrado puerto deportivo.

El Gato Negro ha encontrado el camino opuesto. Una enorme diversificación, que aúna el baile y la música con el corte, la confección y el bodyjump, un bar que funciona, un pabellón que sus socios pueden reservar, biblioteca, sala de lectura y, por encima de todo, un enraizamiento funcional imbatible en la sociedad carrilexa explican que, quién lo iba a decir, sea ya el mayor de los entes recreativos del municipio.