Solo los destrozos en el mobiliario urbano cuestan de media 5 euros por habitante al año
18 mar 2012 . Actualizado a las 07:09 h.Bancos flotando en la playa, como ocurrió hace una semana en el paseo carnotano de O Pindo y en Muros, contenedores quemados, árboles arrancados, pintadas y farolas rotas son solo algunos de los destrozos que con mayor frecuencia se registran en los ayuntamientos de la comarca. Aunque responsables de algunos destacamentos policiales afirman que hubo tiempos peores, lo cierto es que las autoridades municipales afirman sentirse impotentes. Cabe pensar que, según los datos aportados por la mayoría de los concellos barbanzanos, el gasto anual solo en reposición de mobiliario urbano supera el medio millón de euros. Esto significa un desembolso medio por habitante de cinco euros al año.
La impotencia de los concellos se pone de manifiesto en explicaciones como la ofrecida por el regidor boirense, Juan José Dieste: «Las obras de la calle Bao no habían concluido y ya había un par de pivotes arrancados. Al día siguiente de colocar en esta misma vía unos cipreses, ya faltaban tres».
Fines de semana
Los daños aumentan los fines se semana, especialmente en los lugares elegidos para hacer botellón. Precisamente a este problema se enfrenta ahora el Concello muradano, porque el centro de reunión de los chavales se ha trasladado al casco urbano y los daños son continuos. El personal municipal calcula que, semanalmente, desperfectos y trabajos de limpieza pueden suponer mil euros.
En algunos municipios parece haber zonas que se han convertido en diana de los vándalos. Este es el caso, en Ribeira, de la plaza de Os Muíños o de la Casa da Xuventude. Precisamente, la policía identificó hace una semana a dos menores que tiraban piedras contra el edificio.
En la pista deportiva adyacente, inaugurada hace un mes, el aro de una canasta está completamente doblado y ya fue preciso reponer unos paneles. El edil de Atención Cidadá, Juan Luis Martínez, es rotundo: «El vandalismo no es una travesura y los infractores van a empezar a pagar, de una forma u otra. El Concello no lo va a tolerar».
Lo peor es que tanto policías locales como responsables municipales reconocen que descubrir a los infractores es casi imposible. En Noia tienen pendiente la celebración de un juicio con un chaval al que, al parecer, pillaron cuando efectuaba unas pintadas en el polideportivo de la Alameda.
En A Pobra también consiguieron identificar recientemente a unos jóvenes menores de edad que habían hecho unas pintadas. El jefe de la Policía Local de A Pobra, Ramón Valiño, afirma que la colaboración vecinal es imprescindible.
Esfuerzos en vano
Muchas veces, los esfuerzos por embellecer las villas se quedan en nada. En Rianxo, por ejemplo, se colocaron en el paseo marítimo que llega hasta la playa de A Torre unos mosaicos con ilustraciones y textos de los insignes escritores Castelao, Manuel Antonio y Dieste: varios de ellos ya están rotos.
La acción de quienes no respetan los bienes públicos llega a los lugares más insospechados. Lo saben bien en Porto do Son y Ribeira, donde, en varias ocasiones, los vándalos han manipulado las cajas del sistema de alumbrado público. En el término sonense, la última reparación eléctrica de este tipo ascendió a dos mil euros.
Para mitigar daños, los ayuntamientos buscan productos resistentes, pensados para aguantar los envites de los desaprensivos. Farolas antivandálicas y hasta canastas pueden encontrarse en el paisaje urbano.
Cualquier recurso sirve para evitar los desperfectos. En Ribeira, por ejemplo, el jefe de la Policía Local, José Brandariz, explica que se procura colocar las señales de tráfico, allí donde es posible, cerca de las paredes para impedir que alguien pueda agarrarse a ellas y tirarlas.
30.000 ?
Partida fija en A pobra
El Concello de A Pobra consigna cada año en su presupuesto 30.000 euros para daños en vandalismo. A veces no llegan.
80.000 ?
Valoración en Ribeira
Una estimación efectuada cifra en 80.000 los gastos de reposición del pasado año.
10.000 ?
Contenedores en Boiro
Solo a reponer contenedores el Concello de Boiro destinó el pasado año 10.000 euros.