Javier Lorenzo tiene fama en su pueblo de ser una persona echada para adelante. Sobre todo en su trabajo... que le gusta y al que se dedica con una férrea vocación cada día. Pero lo vivido, por él y otros 13 compañeros del servicio de emergencias municipal de Noia el miércoles por la noche en las vías del tren de Santiago, tardará en olvidarlo. Ayer, en otra vez en Santiago, pero esta vez para acudir a una recepción con los príncipes de Asturias, las imágenes que le pasaban por la cabeza de aquella madrugada en la zona cero del descarrilamiento eran muy concretas: «Silencio y tristeza, eso es lo que recuerdo de las vías del tren. Al llegar ya vimos que aquello era solo el inicio, entonces eran pocos los muertos, pero ya veíamos que acabarían siendo muchos más», explicaba ayer mientras esperaba la llegada de los príncipes.
Su primer cometido fue inspeccionar la locomotora para comprobar si había personas heridas o muertas en el interior. Pero no encontró nada. A continuación ayudó al juez Taín en el levantamiento de cadáveres. «Eso fue mucho más difícil y cruel», explicaba ayer a la vez que reflexionaba sobre la imagen de los vagones montados unos encima de otros que se encontró al llegar a Angrois: «Eso sí que fue duro», confiesa.
JAVIER LORENZO SERVICIO DE EMERGENCIAS NOIÉS