Desde que se puso en marcha, el banco de tapones de Barbanza -una iniciativa solidaria que busca ayudar a niños con necesidades especiales- fue aumentando sus puntos de recogida como la espuma. La respuesta de los ciudadanos fue enorme y se recogen tapones de plástico que luego la plataforma vende a lo largo y ancho de toda Galicia. Hasta ahí, la cosa suena más o menos normal. Pero resulta que hay una persona que incluso manda tapones desde Alemania para ayudar al colectivo. Hizo su envío esta misma semana.
Gracias a la colaboración de centenares de ciudadanos y entidades, como el caso de los colegios, el banco barbanzano ya pudo realizar dos entregas de tapones. Fueron alrededor de siete toneladas, lo que implica que se obtuvieron casi 2.000 euros. Aunque se pretende ayudar a más niños, ahora mismo la recaudación va para Irene, una cría con parálisis cerebral.