
Estudiantes del Número Un presentaron sus creaciones en la Feira da Educación que terminará esta tarde
15 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Envíenos sus fotografías antiguas y de denuncia a redac.barbanza@lavoz.es.
¿Quién dijo que la robótica era cosa de mayores? Alumnos del instituto Número Un demostraron ayer que como inventores tienen mucho futuro. Fue en el marco de la Feira da Educación, en la que participan una veintena de centros formativos del municipio y que celebra esta primavera su primera edición. El auditorio fue el escenario en el que rodaron robots de lo más originales. Incluso había uno golfista que empujaba una pelota roja y detectaba los objetos a través de un sensor.
En el instituto ribeirense conocen muy bien los entresijos de la ingeniería. Llevan años organizando actividades de robótica y han creado algún androide capaz de aparcar solo. Ahí es nada. Ayer contagiaron el gusanillo de la ciencia a sus compañeros. También algunos profesores se quedaron boquiabiertos.
Recital poético
Esta exhibición no fue la única actividad que estaba programada para el día de ayer. La literatura estuvo muy presente en Ribeira en el encuentro con el autor Alfredo Gómez Cerdá y el recital poético que homenajeó a Díaz Castro con motivo de la celebración de las Letras Galegas. Cuentacuentos y clases de pandereta completaron la jornada, entre otras propuestas de interés.
La Feira da Educación seguirá avanzando hoy viento en popa con un programa de actividades que arrancará a las once de la mañana. A esa hora está previsto que se celebre un Concerto das Letras en el salón de actos del auditorio. Una hora y media más tarde comenzará un taller en el que se enseñará a los pequeños a hacer atrapasueños. El inglés también se hará un hueco entre los actos.
Los arqueólogos ha vuelto con sus herramientas a ocupar el castro de Baroña, ante las sorprendidas miradas de los visitantes, en una nueva intervención para consolidar las estructuras de uno de los referentes patrimoniales de la comarca. La actuación cuenta con una inversión de 30.000 euros. Foto Mónica Ferreirós