Un año después de lanzar su primer disco, Nastasia Zürcher se ha hecho con el premio Martín Códax
03 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Ni el violín ni la batería. Ni siquiera el piano es capaz de transmitir la pasión que Nastasia Zürcher tiene enraizada en el alma. Posiblemente, el hecho de provenir de una familia de músicos y amantes de las artes la encaminase hacia esas partituras repletas de notas; pero, seguro, nada de eso tiene que ver con su impresionante voz. Los adornos que reclaman su espacio entre verso y verso, la fuerza imponente al articular palabra y el rasgado que asoma de vez en cuando para sorprender a cada escucha. Noieses y boirenses tuvieron oportunidad de conocerla recientemente.
Inició su andadura en la música cuando era una niña: «Comecei aos seis anos co violín, en Suíza. Leváballo pedindo dende os catro a miña nai e só botei un ano con el. Gustoume moito, pero non acababa de resoar en min», cuenta la intérprete de origen suizo-gallego. Se pasó a la batería de la mano de su hermano, Pablo; le encantaba pero tampoco acabó de cuajar su relación con ella. Y es que Nastasia estaba hecha para cantar, aunque no lo descubrió hasta los 11.
Llegó el año 2000 y la joven tomó rumbo a Galicia: «Continuei a miña formación no Estudio, escola de música, cun diploma profesional de canto en jazz e música moderna». Después viajó a Madrid para graduarse en canto, interpretación y técnicas de escenario en la Escuela Internacional de Artistas Jesús Yanes. Sobre esta experiencia, Zürcher explica: «O traballo do corpo é parte intrínseca da miña vida. Para os cantantes é o noso instrumento enteiro, non só son importantes as cordas vocais».
Es una apasionada de la vida, una amante de la música. Algo de lo que estaba segura desde hacía mucho tiempo. Llegó al mundillo de manera natural y fue escalando poco a poco, hasta hacerse con un Premio Martín Códax da Música en la categoría Blues, Funk & Soul recientemente: «Soamente fun seguindo o camiño que fun sentindo, aprendendo a moverme no gremio, a entendelo e, sobre todo, a dedicarlle o tempo e enerxía necesaria para que se converta na miña profesión», cuenta la cantante.
Una carrera de fondo
Y llegó el momento de lanzar un disco
. Pero antes se nutrió de diversos proyectos «cada un diferente ao anterior». De ellos, destaca: «O Coro da Ra, no que afinei moito a orella; e o cuarteto de músicas do mundo Rastrexos Project, no que tocabamos estilos nos que non estaba acostumada a cantar e no que puiden facer táboas a montóns», asegura Nastasia Zürcher entre risas.
Después dio el salto un grupo de improvisación vocal y teatral, Soundlooping, en Madrid.
Todo este trabajo le permitió adquirir diversas perspectivas sobre la puesta en escena, sobre el canto. Una escuela real que le aportó conocimientos, habilidades, recursos y un gran bagaje:
«Iso é o que hoxe son»
asegura la barbanzana, que ahora reside en Porto do Son.
Esfuerzo, pasión, ganas y talento natural fue lo que la impulsó hacia su primer trabajo en solitario, My Flight, y su álbum debut: «É unha das cousas que máis ganas tiña de que chegase e, a verdade, está sendo unha experiencia moi enriquecedora e produtiva. Levaba tempo compoñendo e xa tocaba compartir o material». Este proyecto cuenta ya con grandes reconocimientos a pesar de su corta trayectoria.
Pensando en el futuro
A día de hoy, Nastasia Zürcher puede hablar de muchos conciertos, clases y doblajes pendientes en su agenda. También hay una gira que la llevará por diferentes puntos de España este invierno, acompañada por Beat Trío:
«Uns compañeiros de ouro»
, afirma orgullosa. Con este recorrido musical aún en la cabeza, ya está pensando en su próxima aspiración: sacar su segundo disco a finales del año que viene.