Las 254 fincas pertenecen al Banco de Terras y su uso es agrícola o forestal
17 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Se calcula que existen más de 1.500 hectáreas de terreno en desuso en el área barbanzana susceptibles de ser aprovechadas desde el punto de vista agrícola o forestal. De ellas, más de 235, o lo que es lo mismo, más de 2,3 millones de metros cuadrados, se encuentran incluidas en el Banco de Terras de Galicia (Bantegal) que gestiona directamente la Xunta a través de la Axencia Galega de Desenvolvemento Rural (Agader). Estos 254 predios, repartidos por todo el territorio barbanzano, a excepción de Carnota, Rianxo y Ribeira, donde no existe ninguno, podrán ser alquilados por cualquier vecino interesado hasta el próximo día 2 de mayo. Para las fincas que queden sin comprador y las nuevas incorporaciones se abrirá un nuevo plazo en el último trimestre del año.
El precio de las tierras resulta relativamente asequible pues oscila entre los 20 euros -ocho de cada diez parcelas tienen ese coste- y los 100 euros por hectárea y año de arrendamiento. Solo tres fincas se salen ligeramente de esta horquilla: la mayor está situada a apenas 500 metros del núcleo urbano de Lousame, cuenta con una superficie de algo más de una hectárea dedicada a cultivos leñosos y se adjudica por 178 euros anuales. Las otras dos están ubicadas en la parroquia de San Xoán de Roo, en Outes, cuentan con una superficie similar -3.306 y 3.649 metros cuadrados, respectivamente- y se trata de terrenos de labradío que se arriendan por 132 euros en el primer caso, y por 145 en el segundo. Cifras, en cualquier caso, muy asumibles para los interesados, que cuentan con otras muchas fincas de este tipo en territorio lousamiano -con 132 predios es el municipio con mayor oferta-, en Outes o Mazaricos, donde hay disponibles 89 y 20 fincas, respectivamente.
En este sentido, tanto la relación de predios disponibles como su ubicación sobre el mapa pueden consultarse a través de la página en Internet del Bantegal (https://sitegal.xunta.gal/). Desde este mismo portal web, los interesados también tienen posibilidad de formalizar su solicitud de arrendamiento e incluso de ofertar nuevas parcelas de su propiedad para que sean alquiladas por otras personas.
Abandono
Los expertos coinciden en señalar que disponer de base territorial suficiente resulta imprescindible para que el sector agroganadero consiga ser rentable. En este sentido, el Banco de Terras de Galicia cumple una labor fundamental al poner en contacto a arrendadores y arrendatarios. Es necesario, sin embargo, ir algo más allá y evitar que siga habiendo miles de hectáreas que son perfectamente aprovechables en un lamentable estado de abandono. Mantener tierras en desuso cuando hay personas que las necesitan debería ser, cuando menos, sancionable.
Una figura creada para evitar que haya fincas sin producir
A punto de cumplirse una década de su puesta en marcha, el Banco de Terras sigue siendo desconocido para la mayoría de barbanzanos. Creado con la intención de evitar que tierras útiles para el cultivo queden abandonadas, este organismo actúa como intermediario entre quienes dispongan de fincas improductivas y aquellos que precisen de mayor superficie para llevar a cabo su actividad. Estos son algunos pormenores de su funcionamiento.
Plazos de arrendamiento. En el caso de predios públicos, la normativa que lo regula establece alquileres de 5 años para tierras agrícolas y de 15 para forestales, aunque en este último caso pueden ampliarse a 70. En fincas privadas, los plazos los fijan arrendador y arrendatario.
Preferencias de asignación. Habitualmente se asignan, sin mayor problema, las fincas a quienes las soliciten. Si hay varios interesados en un mismo terreno, tendrán preferencia los lindantes o los jóvenes agricultores. No es necesario ser agricultor profesional para alquilar.
Precios libres. Aunque la Administración fija unos precios por los que responde en el caso de impagos del arrendatario, los particulares pueden pactar libremente el precio del alquiler.
Modificaciones de fincas. No se puede realizar ningún tipo de modificación importante en las fincas alquiladas, como retirar muros o allanar su superficie. De hecho, la Administración garantiza que su estado será, al menos, el mismo que cuando se procedió al arrendamiento.