La limpieza de cristales acrobática se pone de moda en Barbanza

A POBRA DO CARAMIÑAL

CEDIDA

Un vecino captó a un pobrense que adecuaba los ventanales subido a la repisa

24 feb 2016 . Actualizado a las 12:59 h.

La primera que saltó a la fama por su arriesgada forma de limpiar las persianas de su vivienda fue la ribeirense Ana Ares que, según afirmó, lleva años haciéndolo apoyada en la repisa de la ventana de su tercer piso. La moda parece que se ha extendido y, que se sepa, ya ha llegado al municipio de A Pobra. Faltaban 15 minutos para la una de la tarde cuando un ribeirense que transitaba por la pobrense calle Gasset vio a un hombre que, con absoluta naturalidad, estaba inmerso y absorto en la limpieza de sus ventanales, aprovechando que, al menos hoy, la lluvia ha dado una tregua. Ni se fijó en que estaba siendo fotografiado por alguien que  ya conoce las andanzas de Ana Ares, pero al que le extrañó que esta acrobática limpieza vaya sumando adeptos.

Los casos de limpiacristales acrobáticos saltó a la fama en las redes sociales en junio del 2015, cuando una vecina de Santa Uxía de Ribeira fue fotografiada en la repisa de la ventana a cuatro pisos de altura en plena faena de limpieza. «Filliño, para min non é tanta cousa, ¿queres que deixe a ventá sen limpar todo o ano?», explicaba Ana Ares en una entrevista a La Voz, con toda naturalidad. Pocos días después, otra vecina de Sanxenxo repetía la escena colgada del exterior desde un segundo piso en la localidad pontevedresa. 

Equilibrismos de altura en Ribeira para limpiar persianas

Los equilibrismos para limpiar la parte exterior de las ventanas siguen dejando estampas insólitas en la comarca barbanzana. El riesgo que asumió en su día la ribeirense Ana Ares o un vecino de A Pobra ayer al mediodía, es una práctica de altura más habitual de lo que debería.

P. CALVEIRO

De nuevo, durante la tarde de ayer, antes de que marcara el reloj las cuatro, un hombre se jugaba el tipo para limpiar las persianas de un inmueble que da a la plaza del Centenario. Vestido con ropa de trabajo y, ayudado por una segunda persona desde el interior, se afanaba por quitar la mugre a varios metros de altura y sin aparentes medidas de seguridad, ajeno a la mirada atónita de los transeúntes.