El incendio de Porto do Son continúa sin estar estabilizado 24 horas después de que comenzasen las llamas

PORTO DO SON

Ana Gerpe

La Xunta cifra en 500 las hectáreas calcinadas hasta el momento y decenas de vecinos tuvieron que ser desalojados

12 ago 2016 . Actualizado a las 00:07 h.

Los cinco focos que empezaron a registrarse a media tarde de ayer en el municipio de Porto do Son acabaron convirtiéndose en un gran incendio que mantiene cercados los núcleos de Xuño, Caamaño, Queiruga, Baroña y Ribasieira. El fuego continúa sin estar estabilizado quince horas después de iniciarse. La mitad de Porto do Son ha quedado arrasada y es el suceso más grande, según fuentes de la Xunta, de los registrados hasta ahora. Bomberos, cuadrillas, miembros del grupo municipal de emergencias y vecinos estuvieron toda la noche trabajando y continúan en estos momentos, aunque desde primera hora de la mañana cuentan con el apoyo de dos hidroaviones y otros dos helicópteros. El fuego obligó a desalojar decenas de viviendas en Xuño y Caamaño y arrasó buena parte del monte de estas dos parroquias de Porto do Son con tradición forestal

Las llamas, que empezaron sobre las nueve de la noche de ayer, en los lugares de Cabrais y Ribasieira, en la parroquia de Xuño, en Porto do Son, avanzó a tal rapidez en su primera hora que acabó poniendo patas arriba la organización de los brigadistas encargados de extinguir el fuego. La pesadilla comenzó de tarde en la cercana parroquia de Baroña. Allí, un frente (según parece se inició por un artefacto explosivo que ya está en manos de la Policía Autonómica) arrasó unas 20 hectáreas y desgastó notablemente a los medios movilizados. De forma simultanea, en Queiruga, parroquia también de Porto do Son, arrancaba otro conato próximo a viviendas que se logró sofocar en media hora. A la vez, pero ya en Couso, Ribeira, nacía otro próximo a una planta mejillonera. En este caso también se aplacó en poco tiempo. Pero lo peor aún estaba por llegar. Y Xuño sería el epicentro, aunque por poco tiempo, ya que las llamas se adentraron en la parroquia de Caamaño para devorar todo lo que se cruzase en su camino. Dos horas después, y sin medios aéreos al ser de noche, las llamas seguían descontroladas y los responsables del operativo ordenaron el desalojo masivo de casas. Fueron muchos los vecinos que se negaron a dejar su vida al antojo del fuego armados únicamente con mangueras domésticas, sulfatadoras, barreños y toda la moral del mundo para evitar que el fuego entrara en sus casas.

Pasadas las cuatro de la madrugada, el frente seguía descontrolado y la lluvia de restos forestales incandescentes, y arrastrados por el viento, convertía este rincón de Barbanza en un paraje dantesco iluminado por las llamas. La situación llegó a complicarse tanto que la prioridad fue, desde el primer momento, las vidas humanas de las personas que seguían defendiendo de la forma más digna sus casas. El desfile de motombonbas de un lugar a otro, y de una aldea a otra, fue constante. También resultaron varios vecinos que plantaban cara al fuego, y que se vieron afectados por no vestir la ropa protectora. Otros oriundos también sufrieron intoxicaciones por una excesiva inhalación de humo, y fue necesario movilizar al 061 para que trasladase sus medios. En el apartado de daños, y en el contexto de confusión que se vivió durante toda la madruga, había comentarios que aseguraban que algunas viviendas pudieran estar afectadas. Lo que sí está confirmado es que el fuego dejo carbonizado un coche de la Guardia Civil.

El operativo de extinción desplegado incluyó decenas de brigadas, motobombas y personal de buenas parte de los ayuntamientos de la comarca, así como agentes de la Policía Autonómica y de la Guardia Civil. De hecho, fueron agentes del Instituto Armado los que se encargaron de cortar la AC-550 (vial que vertebra parte de la comarca por el litoral) durante toda la madrugada de atender a los vecinos.