El año pasado cambiaron de titular 529 inmuebles, de los que 437 eran usados
10 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.El mercado inmobiliario se recupera muy lentamente de la crisis del ladrillo y lo hace, mayoritariamente, gracias a las viviendas de segunda mano. De hecho, de los 529 inmuebles que se vendieron el año pasado en la comarca, 437 eran usados y tan solo 92 nuevos. O, dicho de otra manera, únicamente una de cada cinco viviendas que cambiaron de propietario en la zona el año pasado era a estrenar.
Son varias las causas que, según los especialistas, justifican esta enorme diferencia entre las transacciones de pisos nuevos y usados. Las más determinantes parecen apuntar a la escasez de obra nueva de calidad que se registra en la comarca -apenas se han llevado a cabo promociones durante los dos últimos años- y, principalmente, al precio, dado que las viviendas de segunda mano acostumbran a resultar notablemente más asequibles. A esto se suman otros aspectos que, aun siendo menores, también favorecen el repunte continuado que viene registrando el mercado de la segunda mano. Se trata de la menor rigidez de los particulares, en relación a los promotores profesionales, a la hora de negociar determinados aspectos de la venta o, incluso, la existencia de una fiscalidad más ventajosa para la vivienda usada en detrimento de la nueva.
Premisas en las que coincide Juan Maroto, titular de una de las principales inmobiliarias que siguen funcionando en la comarca, que, sin embargo añade otra más que refleja la delicada situación por la que siguen atravesando muchas familias barbanzanas: la necesidad de vender la vivienda por las dificultades para seguir pagándola. «Pasó y sigue pasando que personas que, en su día, se lanzaron a comprar un piso nuevo, pierden su trabajo y optan por vender el inmueble y vivir de alquiler. De hecho, nunca hubo tanta demanda de alquileres como en este momento», apunta este profesional al tiempo que señala que los inquilinos prolongan mucho más los arrendamientos que en épocas anteriores. «Antes se cogía un piso por un año, máximo dos, y la gente se lanzaba a la compra de uno nuevo. Ahora notamos alquileres mucho más largos, precisamente por las enormes dificultades que siguen teniendo muchos vecinos para meterse en una vivienda nueva».
La conjunción de todos estos factores propició que, tras diez años de caída libre -el 2007 fue, con casi 2.000 transacciones, el año en que más viviendas se vendieron en la comarca desde que existen datos oficiales- la evolución interanual de las operaciones inmobiliarias rompiese esta tendencia y fuese positiva en territorio barbanzano.
Operaciones inmobiliarias
En el 2016, según datos del Ministerio de Fomento, se llevaron a cabo 529 operaciones inmobiliarias de compra-venta de inmuebles residenciales en la comarca, 176 más de las que se habían contabilizado un año antes.
En todos los municipios, salvo Boiro, se registra un repunte de las transacciones, si bien este varía notablemente de unos territorios a otros. Así, por ejemplo, mientras en ayuntamientos eminentemente rurales como Lousame o Mazaricos apenas tiene relevancia desde el punto de vista cuantitativo -una y siete ventas, respectivamente- en otros como Noia, Muros o Ribeira llegaron a duplicarse con respecto al ejercicio precedente. Es, precisamente, el ribeirense el término más activo desde el punto de vista inmobiliario pues sus 204 operaciones representan el 40 % del total registrado en la comarca. Le sigue Boiro, con 89; Noia, con 56; Porto do Son, con 42, y Rianxo y Muros donde, según la Secretaría de Estado de Vivienda y Actuaciones Urbanas, se contabilizaron un total de 32 contratos de venta de pisos durante el año pasado.
Las casas en propiedad de los bancos han caído a menos de la mitad en el último trienio
Hasta hace escasamente tres años, las entidades de crédito eran titulares de más de 340 inmuebles en territorio barbanzano. A día de hoy, esta cifra se ha reducido hasta el entorno del centenar y medio. Este significativo descenso no se traduce necesariamente en ventas, pues una parte de este patrimonio inmobiliario fue directamente traspasado a la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb).
Del mismo modo, las transacciones que se llevaron a cabo tampoco pueden considerarse inmuebles a estrenar. En primer lugar, porque el banco no era el promotor y en segundo porque todos los inmuebles vendidos tenían más de dos años, condiciones ambas imprescindibles para que puedan tener la consideración de vivienda nueva.
En cualquier caso, en los portales inmobiliarios de las principales entidades bancarias pueden encontrarse casas en la zona con precios que oscilan entre los 45.000 y los 450.000 euros.