La crisis dispara la demanda de cursos para trabajar en la pesca
PESCA Y MARISQUEO
En algunas cofradías hay más de cien personas en lista de espera
13 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Una veintena de personas asisten en Malpica a un curso de formación básica para enrolarse en un barco. En la cofradía hay una lista con otros 140 nombres. Este caso no es único. En Fisterra también manejan una larga relación de vecinos de la localidad y de otros puertos cercanos que quieren tener la posibilidad de trabajar en una embarcación. Algo muy similar sucede en Camariñas.
El patrón mayor malpicán y presidente de la Federación Nacional de Cofradías, Genaro Amigo, asegura que la crisis ha disparado la demanda de cursos para formar parte de una tripulación. Ya hubo un repunte el pasado verano, pero esta vez las cosas son distintas.
El perfil de los que buscan un empleo en el mar está cambiando. Todavía se dan muchos casos de hombres que se dedicaron a la pesca en la década de los años 80, e incluso a principiosde los 90, y que abandonaron el oficio para ser peones o albañiles. Se trata de vecinos que se formaron en el mar y que ahora quieren volver porque no hay otro trabajo. La cuestión es que carecen de la titulación que ahora es imprescindible para navegar y para garantizar la seguridad de las tripulaciones.
La diferencia con respecto a lo que ocurrió en agosto es que a este grupo de parados maduros se han unido muchos jóvenes que rechazaban de forma tajante el trabajo en la pesca, pero que se ven obligados a recurrir a él por falta de alternativas.
Con la misma situación se ha encontrado José Manuel Martínez Escarís, patrón mayor de Fisterra. La edad de los demandantes de los cursos es cada vez más baja y proceden de distintos puntos de la comarca.
Es difícil saber cuántas personas quieren ser marineros, porque la mayor parte de los que se anotan lo hacen en varios pósitos, ya que nunca se sabe dónde puede ser el próximo curso. Además, en cada ciclo solo puede participar entre 15 y 20 personas. Otra posibilidad es acudir a Ferrol, donde siempre hay clases, aunque las plazas también son muy escasas.
El caso es que la pesca de bajura es uno de los pocos trabajos casi seguros que hay. El cerco es un sector en época de vacas gordas y la mayor parte de las tarrafas podrían llevar más tripulación. Son barcos en los que había una docena de hombres y que se quedaron en la mitad en cuanto hubo el bum de la construcción. Ahora llevan entre 8 y 9 personas. También en la bajura, según Amigo Chouciño, hay espacio para más empleados, sobre todo porque se trabaja á parte, lo que supone que si no hay capturas no se cobra.
Además, Genaro Amigo señala que en los pueblos costeros de la zona hay muy pocas posibilidades de obtener un empleo que no tenga que ver con el mar.