gentes del finis terrae
Noticia internacional a más no poder: Corme, Londres, Nueva York, Australia y China. Parece una singladura de Mourelle da Rúa, pero tiene que ver con el presente.
Jesús Ferreiro Rúa, natural de Corme, es el presidente de la Fundación Titanic, que vela por mantener el recuerdo del que fue el mayor buque del mundo, con un final por todos conocido. Hace unos días estuvo cenando en Londres, algo muy recomendable en cualquier caso, pero más en el suyo: lo hizo en el imponente Museo de Historia Natural de Londres, a un paso de Hyde Park, en una de las mejores zonas de la capital inglesa. Fue allí donde Clive Palmer, empresario australiano, multimillonario y excéntrico, presentó su proyecto de construcción del Titanic II, que realizará la misma singladura, aunque es de esperar que con un final distinto: de Southampton hasta Nueva York. Unos astilleros chinos se encargarán de construir la nave.
A lo extraordinario del acontecimiento, por su contenido, hay que añadir el continente. Si ya el propio museo impacta, mucho más lo hace la sala destinada a los dinosaurios, donde se celebró la cena, envuelta en lujo, y con la fantasmagórica presencia de la réplicas de los saurios al lado de los canapés. Y entre los selectos invitados se encontraba Ferreiro, además de otra española.
El cormelán aprovechó la ocasión e invitó al australiano -propietario, entre otros negocios, de la naviera Blue Star Line- a que acuda a Corme y lo haga coincidiendo con la Festa do Percebe. De paso le entregó una botella personalizada del champán del Titanic (Henri Abelé) para el bautizo del barco, cuando llegue el momento dentro de tres años, si todos los plazos se cumplen.
La propuesta de la invitación puede parecer osada, y más a alguien que se recorre medio mundo con frecuencia, pero Ferreiro decía ayer que confía en que acepte, ya que por el estómago se conquista a mucha gente, y si el producto es de esta calidad, más. Jugaba con ventaja, ya que el presidente de la fundación conocía la debilidad de Palmer por los percebes. Los barnacles, como probablemente les llamaron.