Alrededor, y a lo largo, porque las mesas del restaurante A Lagoa, en Salto-Vimianzo, no se prestan mucho a las circunferencias. Y empezamos por estas. Estamos en tiempo prenavideño y, como marca la tradición, hay que reunirse lo máximo y mejor posible, con una buena cena o comida como excusa, que sirva para reencontrarse con viejos amigos o simplemente hablar con mayor distensión entre los compañeros del día a día. Una buena ocasión para saber más de la vida de cada uno que lo que lo que contamos en Facebook. Y justamente en A Lagoa, como en otros de la zona, saben mucho de esto: pueden dar fe de miles de personas cada fin de semana.
A Lagoa, decíamos. Un año más (van tres seguidos en el mismo lugar) los vecinos de la parroquia de San Cremenzo de Pazos, en Zas, celebraron la cena de confraternidad. De nuevo, organizada por Isabel Suárez Amado, Mónica Rial Baña, Dolores Martínez Caamaño (además, concejala del grupo de gobierno de Zas) y María Jesús Rey Domínguez. Las obligaciones laborales de muchos impidieron llegar a cotas de otros años, así que al final la lista se quedó en 59. No estaban solos: en la sala había varias cenas más de grupos. Todo disfrutaron además de la música de Principal.
Todas las parroquias, por lo menos las pequeñas, deberían tener una cena así cada año. Desengrasa.
También vale para los emigrantes retornados. Como esto siga así (vueltas a Suiza por necesidad, multas de Hacienda...), cada vez serán menos. ¡Si hasta hace nada crecían cada año! En Carballo y Malpica ya se celebraron algunas, y en Santa Comba ya tienen tradición, con once encuentros previos a la Navidad, y un grueso de comensales de Xallas y Bergantiños, según le explica el organizadores, Luis Maroñas, extrabajador en Berna, al compañero de La Voz en Santa Comba Emilio Forján.