
Ocupa el quinto puesto en el ránking de esta región administrativa especial de China
02 abr 2014 . Actualizado a las 18:22 h.De Alberto Muñiz Pardiño hemos ido sabiendo poco a poco. Curioso: casi más ahora, que está en el otro lado del mundo, que antes, cuando lo teníamos al lado. La relación entre la distancia y el tiempo evoluciona con mucha velocidad. Y él lo sabe mejor que nadie, porque es físico. Pero, sobre todo, ajedrecista. Con eso se gana la vida. Primero, en el 2007, cuando se fue a Singapur, y ahora en Hong Kong, donde lleva más de dos años dando clases. Y, sobre todo, compitiendo en la élite: ocupa el quinto puesto en el ránking de esta región administrativa especial de China.
De hecho, su «nacionalidad ajedrecística» es hongkonita, y ahora aspira a clasificarse en el equipo nacional, que está formado por cinco jugadores. Si lo logra, disputará la Olimpiada de Ajedrez que se celebrará en Noruega en agosto. Pero mucho antes, este mes, entre los días 16 y 26, volará hasta Sharjah, en los Emiratos Árabes Unidos, como representante de Hong Kong en el Campeonato de Asia. Cuenta Alberto que será el torneo de nivel más alto que haya disputado hasta ahora, ya que en el ránking ocupa el puesto 58 de los 59 inscritos. Como curiosidad, uno de ellos es Rustam Kasimdzhanov, de Uzbekistán, un excampeón mundial. En estas andamos. O en otras, porque justamente ahora está jugando la final del campeonato nacional, de donde saldrá la selección para la Olimpiada.
Hong Kong, cuenta Alberto, es de lo «más occidental» dentro de Asia, y eso se nota también en este deporte, socialmente muy considerado, con buenas opciones para vivir de él. Y eso que la población local suele jugar al ajedrez chino, que es similar, pero tiene sus matices. El convencional otorga, por decirlo de alguna manera, un toque suplementario de clase. También es cierto que este pequeño estado no es Rusia ni Hungría. El nivel está en un escalón inferior, así que los que llegan de fuera y son buenos tienen muchas opciones. Y eso ocurre también en otros deportes. Poco después de su llegada, por ejemplo, ya ganó el Open Internacional de Ajedrez, una buena puerta para entrar en el tablero.
Y así están las cosas de este carballés de 36 años, vinculado también a Malasia por razones personales, corredor de fondo (no hace mucho que corrió el maratón de Hong Kong), y viajero ahora impenitente. No solo por esos trayectos de día completo de 24 horas (lo que dura llegar a Suiza en coche, trayecto bien conocido por los emigrantes de la zona) entre el extremo Oriente y Carballo, sino por otros que puede hacer dada su ubicación. Recuerdo aquel a Nueva Zelanda en el que se situó en la antípoda perfecta de Carballo. Un privilegio que pocos han disfrutado.
Opta a clasificarse en el equipo nacional y jugar la Olimpiada en Noruega