Participaban en una actividad de barranquismo y pasaron 10 horas en un tramo previsto para cinco
20 abr 2014 . Actualizado a las 18:45 h.Un grupo de 22 jóvenes y sus dos monitores quedaron atrapados ayer por la tarde en un tramo de barranquismo del río Xallas, cuando enfilaban el descenso de la cascada de O Ézaro, en el municipio de Dumbría. Iniciaron la actividad pasadas las cuatro de la tarde y el último grupo no logró salir del tramo hasta las dos de la madrugada, cuando tenían previsto hacerlo a las nueve de la noche. Aunque con frío y la angustia propia de la desagradable experiencia, todos están ilesos. Fueron asistidos por la Guardia Civil; Protección Civil, que les proporcionó mantas y bocadillos, así como los bomberos del parque de Cee, que ayudaron a remontar el trayecto a la mayor parte del grupo. El incidente, según explicó uno de los monitores, se desencadenó por una mezcla de retraso acumulado y el pánico en el que entraron algunos de los jóvenes sobre las once de la noche, cuando se apagó la iluminación turística de la cascada, habilitada con motivo de la Semana Santa.
El hecho de que a una de las jóvenes se le enganchase el pelo en el equipo empleado para descender obligó a uno de los guías a bajar para ayudarla y, desde ese momento, se interrumpió el descenso. Habían llegado al pie de la cascada cinco participantes y el otro de los dos monitores (con un compañero de apoyo) que estaban a cargo del grupo.
Amigos y familiares de los jóvenes dieron la voz de alarma y se activó un dispositivo de emergencia.
Los bomberos instalaron líneas de vida y, en lugar de descender como estaba previsto, los barraquistas fueron ayudados a salir hacia la parte alta, la zona del mirador.
A las cuatro de la madrugada, los equipos de emergencias y los últimos jóvenes habían abandonado el lugar. Aunque ya a salvo bromeaban sobre lo sucedido, reconocieron que habían pasado mucho frío y que muchos de ellos aseguraron que no repetirán la experiencia.
Los organizadores, con 15 años de experiencia en la cascada de O Ézaro, no habían cobrado los 45 euros de la tarifa y señalaron que no lo harán, al igual que tienen previsto devolver los adelantos recibidos.
Los jóvenes afectados se quejaron del exceso de participantes sin experiencia, de la mala organización y la falta de medios para pedir ayuda.
Los monitores explicaron que su intención, una vez que los empleados de Ferroatlántica volvieron a encender las luces de la cascada, era completar el descenso. Aunque agradecieron la ayuda de los bomberos, confiaban en poder bajar a todo el grupo por sus propios medios.