Llega a As Eiroas e intenta pasar desapercibido. Parco en palabras, trata de zafarse. Pero es imposible. Abelardo Fernández Antuña (Gijón, 1970) ha sido un referente futbolístico en los 90. Jugó en el Sporting de Gijón y lo fichó el Barcelona en 1994, justo después de la debacle de Atenas contra el Milán. En el cuadro azulgrana militó ocho temporadas antes de terminar su carrera en el Alavés.
En la actualidad es el entrenador del Sporting de Gijón, con el que acaba de renovar por dos temporadas más. Sobre el futuro de su equipo en Segunda dijo que estará condicionado por el presupuesto. Pero mientras planifica la próxima temporada, el Pitu Abelardo como se le conoce futbolísticamente, disfruta este fin de semana del torneo alevín de Carballo. Lo hace para ver las evoluciones de su hijo Diego Fernández, que juega con los rojiblancos.
Abelardo explicó a su llegada al recinto de As Eiroas que le encantaba el torneo. «Sobre todo me gusta como está organizado este campeonato». Todo un piropo para alguien acostumbrado a presenciar torneos internacionales. Disfruta de su estancia en el Pazo do Souto, en Sísamo, y aprovecha estas jornadas para hacer algo de turismo y probar la gastronomía local. Sobre aspirantes al título, Abelardo se muestra reticente e a dar un pronóstico: «No lo tengo claro». Ni siquiera da por favorito al Sporting, actual poseedor del título. «Son chavales nuevos, algunos de primer año y el nivel de los equipos es muy bueno», argumentó.
Como buen entrenador, sigue las evoluciones del partido entre el Sporting y el Escolas Luis Calvo desde la ventana de la cafetería. Gesticula poco, intercambia alguna que otra palabra y sigue atento las evoluciones de su equipo. Al final un postrero gol le permitió al Sporting salvar los muebles (1-1).