
Mouros que habitaban los castros, carballos sangrantes, santos que luchan con serpientes, gigantes que construyen cuevas e incluso el caballo de Santiago Matamoros dejando huella de su paso por la localidad. Muchas son las leyendas que atesora Malpica y grande es también el peligro de que se pierdan en el olvido. Para evitarlo, el Concello acaba de poner en marcha un obradoiro destinado a superar la brecha intergeneracional recurriendo a las fuentes (los vecinos más mayores) para hacer inventario y poner estas leyendas a disposición de los jóvenes (los alumnos de los centros escolares).
La primera parte de este proyecto comenzó ayer en el centro cívico malpicán con un encuentro en el que el filólogo Xosé Manuel Varela Varela, habitual de las iniciativas etnográficas, fue el encargado de animar a su veterano auditorio a compartir sus conocimientos y comprobar cómo la tradición oral puede propiciar que una misma historia tome diversos caminos. Así quedó de manifiesto con el carballo centenario de San Estevo de Buño, que según la leyenda manó sangre en una ocasión: para unos fue tras el paso por el lugar de unos caminantes que clavaron en él sus cuchillos, mientras que para otros el milagro se produjo cuando los propietarios trataron de cortarlo.
Relatos varios fueron guiando el desarrollo de una provechosa sesión. Los presentes no dudaron en tomar la palabra para explicar que las vírgenes del Carmen y Os Milagres navegaban juntas antes de separarse para dirigirse la primera a Malpica y la segunda a Caión, o para contar la historia del trigal maldito de Mens, que cubre el supuesto túnel por el que señor de las torres del lugar trató de huir sin éxito de los campesinos tras haber raptado a una joven.
«Son historias -explica Varela- que teñen un referente físico real e que moitas veces son a orixe da microtoponimia». Es el caso de la llamada Pedra da Couce, un bajo situado al pie del faro de Punta Nariga y que según cuenta la leyenda acabó allí a causa de una coz que le propinó el caballo del Apóstol. A pedra da Ferradura, no muy lejos de allí, sería otra de las huellas del legendario paso de Santiago por el lugar, cuyo tercer vestigio se encuentra en la iglesia levantada en Mens.
La ciudad sumergida de Baldaio, las vigas de oro que sostienen algunos castros -y hasta alguna finca, como la de O Tamboril- o las mouras que construyeron A Pedra da Arca tampoco faltaron en esta sesión en la que participaron también el alcalde, Eduardo Parga, y los ediles Miguel Fernández y Marisol Blanco Gorín, y que tendrá continuidad el viernes de la próxima semana en la Casa do Oleiro de Buño.
Más adelante, serán los alumnos de los tres centros escolares del municipio los que podrán ver los frutos de estos encuentros. Además, Varela, espera que esto se pueda traducir en un libro y que se pueda así garantizar ya sin lugar el futuro de este valioso legado.