
Los alumnos del CRA Os Remuíños y del CPI As Revoltas abrieron ayer una semana de talleres en el dolmen de Cabana
23 sep 2014 . Actualizado a las 05:00 h.Las pinturas que durante varios milenios permanecieron escondidas en el interior del dolmen de Dombate son uno de los tesoros más preciados del megalito cabanés. Así lo han destacado los especialistas que trabajaron durante decenios para sacarlas a la luz y darles la protección que se merecen y así lo han entendido también los técnicos de la empresa Galipat al hacer de ellas el hilo conductor de una de las cinco sesiones que durante toda la semana convertirán el centro de interpretación de Dombate en un aula en la que los escolares podrán viajar al pasado a través de originales actividades.
A bordo del tren turístico, un grupo de alumnos de educación infantil del CRA Os Remuíños y del CPI As Revoltas llegaron ayer por la mañana al recinto situado en la parroquia de Borneiro para tomar parte en la jornada As cores máxicas de Dombate. Divididos en dos grupos, mientras los integrantes de uno de ellos visitaban el dolmen y conocían su historia y sus leyendas por boca del guía Ángel Eiroa, el otro se instalaba en el centro de interpretación para conocer cómo se las ingeniaron sus antepasados para plasmar las imágenes que aún se pueden ver en el interior de Dombate.
Beatriz Gómez fue la encargada de impartir -con el apoyo de Fernando Quintas- una sesión en la que los pequeños, de entre 3 y 7 años, pudieron ver cómo los primeros habitantes de Dombate aprovechaban los elementos que tenían, a su alcance, como la grasa animal para conseguir la materia prima empleada a modo de pinturas. Sus rudimentarios pinceles y los minerales utilizados también en ocasiones para conseguir diversos colores fueron algunas de las cuestiones que los pequeños fueron viendo en el transcurso de un ameno obradoiro en el que Gómez fue captando su atención y despertando su interés planteando y resolviendo sucesivos interrogantes.
Los niños pudieron ver también algunas reproducciones de herramientas prehistóricas y una vez que concluyó la parte teórica de la sesión, pudieron hacer sus pinitos como artistas y emular a los constructores del dolmen elaborando su propio mural. Cada uno de los dos grupos de escolares dispuso de sendas cartulinas de 5 metros de largo por 1,40 de alto para dar rienda suelta a su inspiración empleando tanto las que ceras que ya usan de forma habitual en las aulas como sus propias manos.
Los dos murales se quedaron ayer en Dombate secándose, pero Quintas explicó que en fechas próximas los entregarán en los centros escolares para que puedan decorar con ellos sus paredes. Tanto los dos obradoiros de ayer como los que se desarrollarán en los próximos días forman parte del programa cultural cabanés Outono do Patrimonio.
Hoy, serán los alumnos de los tres primeros cursos de primaria los que acudirán a Dombate, aunque no para pintar, sino para aprender cómo se trabajaba el barro en el neolítico, modelar sus propias creaciones y disfrutar de una jornada tan divertida como la que vivieron ayer los más pequeños, tal como resumió Fernando Quintas: «Viñeron moi contentos e fóronse aínda máis».