Evitar siempre males mayores

Luis García DIRECTOR DEL EFA FONTEBOA

CARBALLO

La opinión del experto

29 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El hecho de que un toro embista a sus propietarios es noticia porque pasa muy ocasionalmente, pero pasa; entra dentro de lo posible y por eso es necesario extremar todas las medidas de prudencia en el manejo de estos animales, pues el exceso de confianza puede acarrear consecuencias funestas.

A día de hoy son pocas las ganaderías que disponen de toro en plantilla. Se confía el éxito de la reproducción a la inseminación artificial, gestionada por veterinarios especializados, que de acuerdo con el ganadero, determinan qué semillas utilizar en función de los objetivos y necesidades de la granja, dentro del amplio elenco de toros testados y probados por sus cualidades mejorantes. Esto ha contribuido de manera notable a la mejora de la cabaña ganadera (morfología, rendimientos, calidad de la producción...), todo ello en aras a una mayor eficiencia de la producción, en un marco de gestión de empresa.

Las escasas explotaciones que disponen de toro lo deciden en parte por tradición y también para asegurar la reproducción en aquellas vacas que presentan problemas de fertilidad con la inseminación artificial. La presencia del toro ayuda a detectar mejor los celos, que en algunos casos podrían pasar inadvertidos a los responsables de la granja.

Sin embargo, hay que ser conscientes del peligro que entraña el manejo de un toro; pues, según afirman los expertos, son unos animales que, a diferencia de las vacas, no están domesticados del todo y con la edad se hacen más peligrosos; pues al considerarse guardianes del rebaño, manifiestan comportamientos prepotentes hacia todo aquel que se interponga en su hegemonía. Se recomienda establecer unos rigurosos criterios de manejo y tomar decisiones radicales ante los primeros síntomas de peligrosidad, para evitar males mayores.

En todas las empresas se dispone de un plan de prevención de riesgos laborales que establece unos protocolos de funcionamiento ordinario; en las del sector primario la prevención de riesgos, a día de hoy, más que un objetivo específico sigue siendo un objetivo tendencia, tal vez por la complejidad y diversidad de actividades que se realizan dentro de una explotación ganadera.

La existencia de unos protocolos sobre el manejo de las máquinas, de los animales y de medidas de prevención en la ejecución de las tareas ayudaría, en gran medida, a la realización de las mismas con eficiencia y seguridad.